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Juzgados un médico y otras seis personas por inhumación ilegal del cadáver de una anciana

El fallecimiento y la inhumación ilegal de una anciana que llevaba un total de 20 días en estado de coma profundo han sido objeto de un juicio en la Audiencia Provincial de Huelva, siendo el principal acusado el hijo de la difunta, Anselmo Botello, médico y própietarío de una clínica en esta capital.Las circunstancias extrañas que rodearon la muerte de María Ceballos, a primeros del mes de julio de 1981, hicieron que seis meses después fuese exhumado el cadáver del cementerio de Ayamonte para practicarle la autopsia donde se pudo comprobar solamente que no fue enterrada con vida.

El fiscal de la Audiencia pide para el principal encartado tres meses de arresto mayor y 20.000 pesetas de multa por el presunto delito de enterramiento ilegal de su madre, realizado sin que hubiesen pasado las 24 horas que marca la ley y en circunstancias todavía no aclaradas de extremada rapidez, en horas en las que el cementerio estaba cerrado y sin luz natural para realizar la inhumación.

Siete son las personas que se han sentado en el banquillo de los acusados: El hijo de la difunta, Anselmo Botello Ceballos; el médico ayamontino José Sánchez Manzano, que firmó el certificado de defunción como si el fallecimiento se hubiese producido en Ayamonte, cuando en realidad falleció en Huelva; Rosendo Lechuga y Francisco Barrera, secretario y funcionario interino del juzgado de Ayamonte, respectivamente;

Manuel Laiño, enterrador; Celedonio García Ortega, agente de la funeraria que se encargó de preparar la inhumación, y Marcelino García Gil, juez sustituto que rubricó con su firma el fallecimiento del registro civil.

Durante el juicio, Anselmo Botello respondió a las preguntas del fiscal y de los abogados defensores que su madre murió hacia las 22.00 horas de la noche del 2 de julio de 1981 en la clínica de su propiedad, después de varios meses de internamiento y de varias semanas en coma profundo. El médico de cabecera, José Sánchez Manzano, se encontraba en el momento del fallecimiento junto a la enferma, ya que, según la misma versión, "le hacía frecuentes visitas para examinar su estado". Al día siguiente, continuaba su declaración, decidieron meter el cadáver en una ambulancia y proceder al entierro de la finada en el cementerio de Ayamonte, llegando al mismo entre las 20.00 y las 20.30 horas de la tarde, "por el deseo que tenía su madre de ser enterrada junto a su esposo".

El enterrador del cementerio ayamontino, que se declaró "casi analfabeto", manifestó que se confió a unas peisonas de orden" cuando le preguntó el fiscal si había visto el correspondiente certificado para proceder al entierro. El médico José Sánchez Manzano declaró que efectivamente se encontraba junto a la enferma en el momento de su fallecimiento y que el certificado se lo habían presentado al día siguiente.

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