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Reportaje:

Los políticos egipcios han puesto en cuarentena la relación con Israel

ENVIADO ESPECIAL La pregunta que muchos ciudadanos egipcios e israelíes se formulan en estos momentos es si la paz fría o tibia que mantienen los Gobiernos de El Cairo y Tel Aviv llegará a ser cálida algún día. ¿Se lanzarán entonces los egipcios por decenas o centenares de miles a visitar Israel? El ministro de Estado de Asuntos Exteriores egipcio, Boutros Ghali, no lo cree así.

Otra opinión es la de Anis Mansur, redactor jefe de la revista October, amigo y confidente del presidente Sadat. Mansur se lamenta de que Israel haya sido colocado en cuarentena por los ambientes políticos e intelectuales egipcios. "Hemos construido la paz. Ahora bien, ¿de qué tipo es esta paz?... Tratamos a Israel de forma equivocada. Le tenemos miedo, le maldecimos, le ignoramos. Hablamos a menudo sobre Israel, pero jamás con Israel..."¿Qué significa, en realidad, esta paz para la clase política, para la intelligentzia egipcias? Ahmed Bahaa-Eddine, redactor y columnista de Al-Ahram, no niega que él se oponía a la paz firmada por Sadat. La considera como una capitulación frente a las presiones norteamericana e israelíes. Pero tampoco desea que esa paz sea rota, ni siquiera opta por un giro radical en la política del presidente Mubarak.

"Los que, como yo, eran hostiles a Camp David", asegura Anis mansur, no nos oponíamos por principio a la paz con Israel. Todo lo contrario. Queríamos solamente que dicha paz fuese una paz de conjunto, justa, que abarcase también los derechos de los palestinos, y no una paz aislada. Hoy está firmada la paz con Israel. Lo que hay que hacer ahora es ampliarla a los palestinos, a los restantes países árabes. No es Hay que avanzar".

Las tesis de la izquierda

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La oposición de izquierda mantiene tesis similares. Se lamenta no ya de la paz con Israel, sino de su contexto, protestan contra la pax americana, la exclusión de la URSS, "sin la cual cualquier paz verdadera y duradera no puede existir en Oriente Próximo", según aclaró un representante de la oposición.

Para el egipcio de la calle la paz con Israel resultó ser el final de una pesadilla. "¿Cómo es la situación económica en Egipto?", preguntamos a un dependiente de un establecimiento de El Cairo. "Difícil. Dura. Los precios suben sin parar. La inflación nos está matando: más de un 25%". "Pues en Israel hay una inflación que alcanza ya un 130%, y llegará probablemente a un 150% a finales de año", le recordamos. "Pero eso es imposible. Increíble. Y con una inflación tan grande, ¿siguen haciendo guerras?", pregunta con asombro el egipcio."

Los egipcios ven la paz con Israel como un inmenso alivio. Ningún egipcio quiere volver al estado de guerra con Israel. La mayoría está convencida de que la paz permite, por fin, a Egipto, a sus dirigentes, concentrarse sobre los problemas internos del país. "Estos problemas, el subdesarrollo, la natalidad galopante son más perniciosos para el futuro de Egipto que en ningún momento lo fue la amenaza sionista", nos dice un sociólogo de la universidad El-Shamus, de El Cairo.

Con una tasa de natalidad del 2,8%, la población de Egipto, actualmente más de 46 millones de habitantes, aumenta un millón de personas cada 10 meses. El Cairo (11 millones) aumenta 400.000 habitantes por año. Una pesadilla.

La solución que se han propuesto aplicar las autoridades egipcias es doble: por un lado, desarrollo, creación de empleo, descongestión del delta y el valle del Nilo mediante la fundación de nuevos centros urbanos y agrícolas en el Sinaí.

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