Nueva subida de los precios de los carburantes en Portugal

Transcurrido menos de un mes de la toma de posesión del Gobierno Soares, no hay rastro en Lisboa del estado de gracia que suele establecerse entre la opinión pública y los nuevos gobernantes, después de un cambio de Gobierno resultante tras las elecciones. Sin recuperarse del golpe producido por la devaluación del escudo y el aumento de los artículos de primera necesidad, los portugueses han encajado durante el pasado fin de semana un nuevo incremento del precio de la gasolina y de todos los combustibles -el 15%- y el anuncio de nuevas subidas en los transportes colectivos y en los productos agrícolas.El ministro de Industria, encargado de anunciar por televisión estas medidas, no ha conseguido convencer a los portugueses de que se trate de algo más que de conseguir aumentar la recaudación a las arcas del Estado. Rechazado en el Parlamento el último intento del Partido Comunista de oponerse, por inconstitucionalidad, a la reprivatización de la banca, los seguros y las industrias del cemento y abonos, el Gobierno Soares va a cumplir esta semana otro de sus compromisos preelectorales, con la aprobación por los diputados de la mayoría de una autorización legislativa para modificar la ley sobre los límites de los sectores públicos y privados.

No obstante esta serie de medidas, por dolorosas que resulten, no han causado excesivas sorpresas, y la oposición radical del Partido Comunista y de la Confederación General de Trabajadores (CGT) tiene, en realidad, un aspecto formal: aparentemente existe el convencimiento de que no se dan las condiciones necesarias para un enfrentamiento de gran envergadura en el terreno laboral.

Como ejemplo significativo está el caso de los astilleros de Lisnave, cerca de Lisboa, donde serán despedidos miles de trabajadores, unos con carácter temporal y otros, definitivamente.