Unas viejas reivindicaciones
La propuesta de un sistema de alarma a instalar en los taxis, abordada ayer, una vez más, por el gobernador civil en una reunión con representantes sindicales del sector, fue: expuesta por primera vez en diciembre de 1977. Desde entonces se han producido innumerables atracos, tres asesinatos y una muerte accidental cuando un conductor perseguía a un joven que le había robado.El 17 de díciembre de 1977, representantes de los taxistas expusieron a las autoridades municiales un nuevo mé,todo antiatraco. Consistía en situar un interruptor oculto junto a los pedales del vehículo, de forma que pudiera ser accionado cuando el taxis ta se viera en apuros. El sistema conectado al interruptor hace que la luz verde que llevan los taxis sobre el techo cuando permanecen libres tome color rojo y se convierta en intermitente. El aparato, con un precio de unas 3.000 pesetas, permíte avisar así a cualquier dotación policial o a los transeúntes.
En aquellas fechas, el entonces gobernador civil, Juan José Rosón, estableció una operación limpieza en el Madrid nocturno para evitar los atracos a taxistas, lo que hizo habituales durante unas semanas los destellos de las luces azules policiales y la presencia de numerosos controles en barrios conflictivos. Los conductores, sin embargo, se quejaron de la escasa eficacia del sístema, que fue a menos hasta prácticamente desaparecer.
En agosto de 1979 moría Martín Crespo Elvira, burgalés, de 44 años, padre de cuatro hijos, asesinado por dos clientes. El suceso originó un paro de 24 horas de los taxistas madrileños.
En octubre de ese mismo año, representantes del sector proponen instalar en los vehículos unos radioteléfonos conectados con la policía. El sistema de la luz intermitente es arrinconado porque puede ser visto por el atracador reflejado en algún escaparante. Otras propuestas ofrecidas entonces sugieren la colocación de cristales entre el conductor y el asiento trasero. Para instalar estas medidas de seguridad, los taxistas piden ayuda económica oficial, y la cuestión queda en estudio.
En diciembre de 1981, el nuevo gobernador civil, Mariano Nicolás, recibe con buenas palabras a una representación de los taxistas. Días antes, en Nochebuena, un conductor, Manuel Campos, había sido herido de gravedad por un viajero de nacionalidad siria que le asestó cuatro puñaladas.
El 10 de octubre de 1982, otro taxista, Pedro Peón, de 41 años, padre de ocho hijos, es brutalmente asesinado. Los represen-tantes de¡ sector se reúnen nuevamente con el gobernador civil, Mariano Nicolás, -quien, una vez más, vuelve a ofrecer la adopción de medidas de seguridad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Atascos
- Huelgas hambre
- Orden público
- Abandono familiar
- Retenciones circulación
- Marchas protesta
- Taxis
- Seguridad ciudadana
- Protestas sociales
- Incidencias transporte
- Madrid
- Transporte urbano
- Malestar social
- Tráfico
- Ayuntamientos
- Comunidad de Madrid
- Transporte carretera
- Asesinatos
- Sucesos
- Transporte
- Administración local
- Delitos
- Justicia
- Problemas sociales
- Administración pública