La banca condiciona su apoyo a programas sectoriales del Gobierno a la modificación de coeficientes
La banca condiciona su apoyo a las políticas sectoriales del Gobierno al mantenimiento sustancial de la actual configuración de los coeficientes obligatorios, según fuentes de las citadas entidades de crédito. La inminente convocatoria de la Administración a la banca privada para requerir su participación en un nuevo plan cuatrienal de construcción de viviendas, y el anuncio de una próxima modificación de los coeficientes para hacerlos más eficaces y útiles a las grandes líneas de política económica del Gobierno (fomento de las exportaciones y renovación industrial), ha provocado preocupación y claras reticencias en el sector.
Como en el caso de los pagarés del Tesoro, que en su momento enfrentó a la banca con la Administración, los representantes de las entidades de crédito están dispuestos a negociar con dureza su contribución a los proyectos del Gobierno minimizando las aportaciones del Estado al sector y magnificando sus sacrificios.La estrategia seguida con éxito por la banca en su primitiva oposición a la apertura al público de los pagarés del Tesoro, al conseguir finalmente unas condiciones que restringen en la práctica el acceso del pequeño ahorrador a estos instrumentos y que proporciona alta rentabilidad a la banca, puede intentar repetirse en las próximas semanas. Las negociaciones sobre financiación de un nuevo plan oficial de construcción de viviendas pueden servir, según medios bancarios, para hacer comprender al Gobierno el malestar de la banca con temas concretos como la posible introducción de un subcoeficiente para renovación industrial.
Las manifestaciones del presidente de la Asociación Española de Banca Privada, Rafael Termes, ante la última asamblea general de la citada organización, pueden facilitar esta estrategia. Termes criticó los resultados del actual plan de construcción de viviendas y dijo textualmente: "No habrá que extrañarse si la banca se muestra muy reticente a la hora de analizar cualquier propuesta de continuación del plan de financiación de la vivienda que, en cuanto al compromiso de aportación de fondos, expira en este año de 1983". Días después, el presidente de la Asociación Nacional de Promotores y Constructores, Luis Marsá, replicaba a Termes diciendo que no se comprendían sus manifestaciones "a no ser que la banca quiera arrancar mayores contrapartidas al Gobierno por su colaboración en nuevos planes de vivienda".
Dentro de este cuadro de preocupaciones de la banca, es pieza esencial la política de quitar importancia a las aportaciones del Estado a los resultados del sector (mediante la financiación del déficit o por aportaciones para saneamiento de entidades) y de resaltar sus sacrificios ante la crisis.
La reciente publicación (EL PAÍS, 9 de junio) de un ratio entre ingresos netos de la banca privada procedentes del Banco de España y los beneficios netos de las citadas entidades, pese a su escasa validez desde presupuestos contables, pone de manifiesto la creciente dependencia que los resultados de la banca tienen del Estado. Extremo también reflejado en el cuadro adjunto elaborado por Íñigo Tormo, experto del Ministerio de Economía y Hacienda.
Según este economista, "si se privase a la banca de los ingresos procedentes de certificados de regulación de depósitos, pagarés del Tesoro, pignoración de pagarés en Bolsa, comisiones de venta en deuda pública y bonos del Tesoro, cédulas hipotecarias, etcétera, el margen de maniobra se estrecharía y algún banco importante entraría en números rojos".
El actual presidente del Banco Hipotecario, Antonio Torrero, en su libro Tendencias del sistema financiero español, apuntaba igualmente sobre la financiación de la banca al sector público: "el riesgo y las pérdidas de la reconversión industrial lo corremos todos, pero los resultados de los bancos están garantizados porque el sector público les ofrece unos activos altamente rentables y sin riesgo".
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