_
_
_
_

José Guilherme González Branco

Primer diputado 'verde' del Parlamento portugués, es hijo de españoles

José Guilherme González Branco es una figura de excepción en el nuevo Parlamento portugués, que celebró su primera sesión el 31 de mayo: además de ser el primer y único representante de los verdes portugueses, este hijo y nieto de españoles se declara con la mayor naturalidad "ibérico por el nacimiento y anarquista por las ideas". Con emoción y entusiasmo ocupó por primera vez su lugar en el Parlamento. Otra originalidad de este verde es la de deber su escaño a un acuerdo preelectoral con la Alianza Pueblo Unido, el frente electoral dirigido por los comunistas.

Algunos piensan, como el mismo Franz Josef Strauss en Alemania, que "los verdes son como las sandías: verdes por fuera y rojos por dentro". Pero González no teme que el pacto firmado con los comunistas le sirva para confirmar las sospechas de los que en Portugal piensan como Strauss. La ecología se ha puesto de moda y todos los partidos han incluido reivindicaciones ecológicas en sus programas electorales. Han tratado de ideologizar el movimiento verde y ganar a los ecologistas para sus capillas. Pero González piensa que el movimiento es más profundo, anterior, por sus raíces, a todos los partidos: en la Península Ibérica, sobre todo, "los verdes entroncan directamente con la vieja tradición anarquista".Para él, ser diputado significa tan sólo la posibilidad de disponer de una tribuna para dar a conocer y enlazar entré sí a los muchos grupos dispersos que trabajan "en la base". Lo que cuenta es unir, federar estas comunidades de base profundamente ligadas a la vida local. Crear movimientos de opinión para que "algo cambie" en este país donde "todo está por hacer".

Los verdes portugueses son pocos: cuatro o cinco asociaciones, de unas 20 personas cada una, unidas en una "federación de defensa del patrimonio natural y cultural". Nada que se compare siquiera, según reconoce José Guilherme, con los Amigos de la Tierra. Tal vez por ser tan modestos no pretendan competir o atacar a los partidos políticos, sino atraerlos para proyectos alternativos "en materia de energía, consumo, utilización de los desperdicios".

"Somos pueblos pobres que viven como ricos. Culturas antiguas invadidas por la civilización del plástico", suspira el diputado unido de los verdes portugueses.

Tribunal ecológico

Su proyecto más ambicioso es la creación de un tribunal ecológico; la prioridad de las prioridades para los ecologistas ibéricos, según González, es el agua. Porque parte importante de la Península está amenazada de desertización. Las aguas freáticas están en vía de agotamiento, y los ríos, muertos."Y que no digan que la culpa es de los españoles, con sus fábricas y sus centrales nucleares. Hay ríos que nacen en Portugal y que están tanto o más polucionados que el Tajo, el Duero o el Guadiana", precisa González. "La polución alcanza en Portugal un nivel increíble, a pesar de la poca industrialización del país, porque no hay medidas de protección, no hay concienciación de las poblaciones y existe un enorme atraso cultural".

González no es, obviamente, de los que piensan en Portugal que "de España, ni buen viento, ni buen casamiento". El abuelo paterno vino a principios de siglo procedente de Zamora -Formozellas, para ser más precisos a instalarse en Lisboa al frente de un pequeño comercio de ultramarinos. "Tengo aún mucha familia en Formozellas, pero hace años que ya no voy por allí. La última vez que aparecí en el pueblo, hace unos 10 años, estuve a punto de casarme con una chica del pueblo", recuerda Guilherme.

Padre pactista

Su padre hizo la mili en Zaragoza y regresó a Lisboa al principio de la guerra civil. "Era, como yo, un pacifista", dice. "Soy opuesto a la guerra, todas las guerras, no únicamente las nucleares. Si la gente supiera qué horrible es la guerra, aun la más primitiva, aun con saetas o con espadas, lo de las armas nucleares, vamos, ni se discutiría siquiera. La guerra, no. Ni nuclear, ni química, ni bacteriológica, ni convencional. Nada. Todo puede discutirse menos la guerra".La madre de Guilherme es hija de campesinos del noreste portugués, de la sierra de Estrela, y por esto el nuevo diputado del Parlamento de Lisboa dice, con cierto orgullo: "Me siento ibérico. Igual me siento en mi casa aquí, o en Formozellas, o en Galicia, o en Barcelona". Y añade: "También dejé un poco de mi corazón en Italia, donde estuve por causas laborales".

Este amigo de la naturaleza, de la cultura popular y de las viejas piedras (es arqueólogo aficionado) tiene una profesión que parece más destinada a formar tecnócratas que ecologistas: ingeniero en informática, pertenece a los cuadros técnicos de IBM. Pero sus tiempos libres los dedica a la animación cultural. Creó dos grupos, uno de teatro y otro de arqueología, en Amadora, ciudad-dormitorio de Lisboa.

Y debajo de este océano de cemento, que parece repeler la más tímida vegetación, ha descubierto tesoros, vestigios del Paleolítico, de la ocupación cartaginesa y un acueducto romano de siete kilómetros que llevaba el agua hacia una villa romana recientemente localizada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_