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El ejercito israelí paga un alto precio en vidas por su ocupación del sur de Líbano

Desde principios de mayo no transcurre un solo día en Líbano sin que el Ejército israelí, que ocupa el sur del país con cerca de 40.000 hombres, sea víctima de por lo menos un atentado perpetrado por combatientes clandestinos libaneses o palestinos.

Ayer, sin ir más lejos, tres soldados israelíes resultaron muertos, uno herido y otro secuestrado, mientras hacían guardia de madrugada en el puerto de la ciudad de Tiro, situada a 80 kilómetros al sur de Beirut y 30 al norte de la frontera con Israel. Otro ataque antiisraelí se produjo en la localidad de Abassiyeh, sin que se sepa el número de víctimas que causó.En total, desde que finalizó, el 1 de septiembre pasado, la evacuación palestina de Beirut, 147 militares israelíes han muerto violentamente en Líbano y otros 591 han resultado heridos, según los balances facilitados por el propio portavoz del Ejército. Estas cifras, que abarcan los nueve últimos meses de alto el fuego, representan aproximadamente un tercio del total de los muertos israelíes durante los tres meses de guerra del verano pasado y la cuarta parte de los heridos.

Lo más grave, desde el punto de vista israelí, es que el número de atentados, lejos de decrecer, está en constante aumento, y que, excepto en algunos casos, sus autores consiguen escapar, a veces incluso con sus armas y a pesar de las operaciones de rastreo, las frecuentes detenciones y los toques de queda que decreta el Ejército israelí en el sur de Líbano.

En mayo, mes especialmente prolífico en atentados, ocho soldados hebreos resultaron muertos y 33 heridos en 33 acciones guerrilleras, y en junio se puede fácilmente superar este triste récord para Israel.

Los milicianos que actúan en el sur de Líbano suelen disponer de fusiles de asalto y, todo lo más, de proyectiles anticarro, con los que disparan sobre los vehículos blindados israelíes. Pero el miércoles pasado utilizaron por primera vez un método más sofisticado, cuando, mediante un sistema de control remoto, hicieron estallar un automóvil Mercedes aparcado y cargado de explosivos justo cuando pasaba por la llamada galería Semaan, uno de los accesos a Beirut, una caravana militar israelí.

El atentado estaba probablemente dirigido contra el general Amnon Lifkin, cuyo Land Rover encabezaba el convoy, pero el artefacto sólo estalló al paso de un vehículo blindado de transporte de tropas, dos de cuyos ocupantes murieron en el acto.

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Casi todos estos ataques son reivindicados por el llamado Frente de Resistencia Nacional Libanesa, denominación que utilizan la mayoría de los grupos que los cometen, sean palestinos o libaneses y cualquiera que sea su afiliación política. Diplomáticos occidentales acreditados en Beirut afirman que si bien al principio de la ocupación la mayoría de estas acciones eran protagonizadas por comandos palestinos, éstos, sometidos a una estrecha vigilancia, se han visto obligados a rehacer su actividad.

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