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El PNV está condicionado a optar entre progresistas y conservadores, sin perder voto ni apoyo social

Finaliza hoy la publicación del estudio realizado por el Centro de Investigación y Técnicas Políticas (CITEP) tras las elecciones autonómicas y municipales del 8 de mayo pasado, cuyas entregas anteriores aparecieron en este periódico los días 29 y 30 de mayo. Junto con la ficha técnica del estudio y una aclaración a la evolución electoral de Cataluña -realizada por CITEP respecto a sus propios datos del día anterior-, este capítulo incluyó lo más esencial del análisis sobre el País Vasco. Todo apunta hacia la hipótesis de que el PNV es la fuerza con mayores posibilidades de estabilizarse como "partido dominante" en Euskadi, aunque sin olvidar el tirón del PSE-PSOE en los comicios legislativos de 1982, que le otorgó el segundo puesto entre las fuerzas políticas vascas.La mayoría de los vascos cree que una fuerza nacionalista ganará las elecciones autonómicas de 1984, frente a la opción de un partido fuerte en el conjunto de España, como el PSOE, a la que el electorado concede menores posibilidades. El actual partido dominante de Euskadi, el PNV, se encuentra condicionado por la estructura ideológica de su voto, dividida entre progresistas y conservadores, hasta el punto de que una opción futura en favor de una u otra puede arriesgar su actual nivel de voto o su apoyo social.El voto socialista se compone, esencialmente, de progresistas moderados y de conservadores fiberales, dato este último sin duda más próximo a Cataluña que a Madrid, según hemos visto en las entregas anteriores de este trabajo. Curiosamente, también hay muchos progresistas moderados que votan al PNV., Coalición Popular se caracteriza por la participación, a partes iguales, de conservadores tradicionales y conservadores liberales. En Herri Batasuna, por el contrario, una mayoría fuerte, aunque no, aplastante (54,4%) se declara progresista revolucionaria. Euskadiko Ezkerra se nutre, en gran parte, de progresistas rríoderados.

Más información
Ficha técnica del estudio
Aclaraciones al gráfico de evolución electoral en Cataluña

Los datos anteriores podían hacer pensar que, dada la estructura de su voto, el PNV es considerado como un partido progresista: en efecto, el 43,8% de sus votantes se definen como progresistas moderados, y además condicionan seriamente la política del partido dada la fragmentación del conservadurismo en su seno (30% de conservadores liberales, 18.4% de conservadores tradicionales). Pero al mismo tiempo, casi la mitad de los conservadores de Euskadi destinan su voto al PNV, ya que un 45,8% del total de conservadores liberales y un 46,1% del total de conservadores tradicionales votan a dicha opción.

Es decir, el PNV se encuentra cogido por una tenaza social: si quiere responder al fuerte componetite progresista de su electorado, que es muy homogéneo, ha de alejarse de su entramado social, típicamente conservador, y que supone en conjunto el 48,4% de su voto. El dilema peneuvista consiste, por tanto, en tratar de mantener su actual apoyo en los dos sectores, progresista y conservador, en cuyo caso tiene techos evidentes a su crecimiento electoral por ambos campos; o bien definirse más claramente por uno de ellos. Si se va hacia el conservadurismo, su entramado social será más estable -las instituciones clásicas del País Vasco están con el PNV, según manifiestan todos los estudios-, pero perderá voto; por el contrario, si trata de acentuar su talante progresista, puede ganar voto, pero arriesga el apoyo de las instituciones básicas de Euskadi a este movimiento político. De la habilidad de los dirigentes del PNV depende la evolución futura de este partido.

Entre la fuerzas vascas, sólo Herri Batasuna y Euskadiko Ezkerra mantienen una estructura de voto acorde con el destino que progresistas moderados y revolucionarios dan a sus votos.

Por tanto, no hay una clara correlación ideología-voto en el País Vasco. Al igual que el fenómeno observado en Cataluña, los vascos dan prioridad a valores nacionalistas, localistas y a sus tradiciones.

A partir de las elecciones municipales de 1979, y con la muy significativa excepción de las elecciones legislativas de 1982, el sistema de partidos existente en el País Vasco es el que los técnicos denominan "pluripartidismo con partido dominante", caracterizado, además, por una gran confusión entre el segundo y el tercer partido entre 1979 y 1982. En este período, seis formaciones políticas (PSE-PSOE, UCD, HB, EE, AP-CD, PCE) llegaron a compartir más del 60%. del total del voto.

Tanto las elecciones autonómicas como municipales han sido comicios en los que el PNV manifestó gran vitalidad, distanciando al PSOE entre un, 10% y 14% de promedio. Sin embargo, las elecciones legislativas han constituido pruebas en que el PNV no ha conseguido dominar la situación política, al alejarse del 35% del voto, que es el mínimo para este supuesto.

De cara a los comicios autonómicos de 1984, aún lejanos, CITEP sofi citó información a los encuestados sobre las hipótesis factibles para un pronóstico electoral. La prueba no puede ser más clara. A la pregunta: "¿quién cree usted que tendría más posibilidades de alzarse con la mayoría?", las respuestas fueron tas siguientes:

-Un partido fuerte en el conjunto de España, como el PSOE, 11,8%.

-Un partido nacionalista, como el PNV, 52,1 %.

-Una coalición nacionalista, 25,8%.

-No saben no contestan, 10,3%.

Como puede comprobarse, no se ofreció a los encuestados la posibilidad de pronosticar la victoria de un partido entre candidaturas concretas -como se haría en un sondeo preelectoral-, sino simplemente una aproximación al tipo de fuerza política capaz de alzarse. con la victoria. Con la máxima prudencia, la historia electoral del País Vasco parece confirmar al PNV como partido dominante, al tiempo que en el ambiente de Euskadi flota la idea de que sólo el nacionalismo tiene posibilidades reales de alzarse con el triunfo en las

El PNV está condicionado

próximas elecciones. Ahora bien, dada la capacidad de penetración del PSOE, probada en las legislativas de 1982, se impone, al igual que en Cataluña, un seguimiento sistemático de los cambios que vayan produciéndose, para que pueda confirmarse de forma duradera la tesis del multipartidismo con partido dominante en Euskadi, y en concreto la titularidad del primer y segundo puestos.Pacto

Los ayuntamientos ya se han constituido en el País Vasco y, por tanto, los diferentes partidos han cerrado los correspondientes pactos. Ello no resta interés a uno de los ternas clave de este estudio poselectoral, que consistía en averiguar la opinión de los votantes de cada opción vasca respecto a los pacto, más convenientes.

Como se aprecia en las tablas que acompañan a este texto, no existe el pacto ideal, pero los electores de cada partido muestran estas inclinaciones:

-Votantes del PNV. Se inclinan muy fuertemente por la coalición entre los partidos nacionalistas: el 33,8% de ellos ve bien un pacto que agrupe a su propia opción, el PNV, con HB y EE, mientras un 20,7% dejaría fuera a EE y sólo un 6% preferiría unirse a Coalición Popular.

-Votantes del PSE-PSOE. La gran mayoría (41,1%) se pronuncia a favor del pacto con EE, contra un 8,8% que prefiere el acercamiento al partido de Fraga. Casi un 16% de la clientela socialista se inclina por otros pactos.

-Votantes de Herri Batasuna. Mayoritariamente apoyan una coalición con el PNV y EE para, de esta forma, participar en las instituciones municipales (a las que afectaba el estudio, en el caso de Euskadi, puesto que el 8 de mayo no hubo elecciones autonómicas). El 44,3%, de electores de HB se declara a favor del pacto con PNV y EE, mientras que otro 21,5% excluye a EE de dicho pacto. Un 6,3%, acepta un gobierno pactado del PSOE con EE.

-Votantes de Euskadiko Ezkerra. Inclinación favorable hacia el PNV y el PSOE, si bien es cierto que el número de adhesiones es mayor en el primer supuesto (37,2%) que en el segundo (21,5%). Casi un 10% acepta como mejor solución el pacto de PNV y HB, dejando fuera a su propio partido.

-Votantes de Alianza Popular. La menor unanimidad de criterios se da en el seno del electorado aliancista, que dispersa sus preferencias entre todas las alternativas posibles. El mayor número de respuestas sería en el sentido de un pacto con el PNV (28%). Pero ninguna clientela política de las analizadas, incluida la peneuvista, desea mayoritariamente que su partido pacte con AP.

-Votantes que no se definen. Es elevado el número de personas en esta circunstancia.

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