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El Gobierno supeditará la intepración a la OTAN a la de la CEE

Cuando el pasado 3 de mayo el presidente del Gobierno, Felipe González, comprendía y se solidarizaba en Bonn con la llamada "doble decisión" de la OTAN en el tema de los euromisiles, sus palabras no fueron producto de la Improvisación, ni de la ignorancia sobre su alcance, ante una Europa que estaba esperando esta reacción, desde que el PSOE ganó las elecciones generales del 28 de octubre. El Gobierno tiene definida su futura actuación en este tema: se jugará la carta de una España plenamente integrada en la OTAN cuando tenga la seguridad de que habrá una España plenamente integrada en la CEE.

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Al mismo tiempo, una mayoría de los países europeos miembros de la Alianza ya conocían de antemano la declaración que pensaba hacer Felipe González aprovechando su primera visita oficial como jefe del Ejecutivo a Europa. Seis días antes, el 28 de abril, el presidente del Gobierno español convocaba en la Moncloa a los 10 embajadores en Madrid de los países miembros del Mercado Común en lo que en principio aquéllos creyeron que sería un encuentro social.Por parte española, además de Felipe González, estuvieron presentes el secretario de Estado, para las Relaciones con las Comunidades, Manuel Marín, y el director general para Europa, del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mariano Berdejo. El titular de Exteriores, Fernando Morán, se encontraba ausente haciendo de anfitrión en una recepción que ofrecía a los participantes en las jornadas Iberoamérica: Encuentro en la Democracia, que se celebraban esos días en Madrid.

Como inmediatamente descubrieron los embajadores europeos, la copa que les daba el presidente no era un acontecimiento social, sino que representaba el final de un proceso de estudio al que había llegado el nuevo Gobierno socialista español sobre el binomio OTAN-Mercado Común, y el deseo, de Felipe González de darles una primicia sobre sus futuras actuaciones en estos temas.

La CEE, objetivo prioritario

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Según ha, podido saber EL PAIS,, el análisis español, después de cinco meses de Gobierno, es el siguiente: la integración de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) es objetivo prioritario del Gobierno socialista para antes del final de su primera legislatura. La fecha tope para conocer con certeza la fecha de esa integración es junio, de 1984, cuando termine la presidencia francesa del Consejo de Ministros comunitario. El Gobierno cree que su antecesor de UCD se precipitó en el ingreso de España en la OTAN sin haber forzado, al menos, una respuesta en el tiempo o haber esperado a hacerlo conjuntamente con el ingreso en la CEE.

La intención de los socialistas, comprometidos además con su electorado a, organizar un referéndum sobre la Alianza, es mantener congeladas las negociaciones para la integración militar de España en la organización defensiva hasta junio de 1984. Mientras tanto, y conocedor de que para los países europeos más fuertes no habrá una España en el Mercado Común sin una España en la OTAN, Felipe González jugará la carta de una España integrada plenamente en la OTAN cuando tenga la, seguridad de que habrá una España integrada plenamente en la CEE. Sin embargo, el Gobierno español es consciente del difícil año por el que atraviesa la Alianza con el tema de la instalación de los euromisiles (que deberán comenzar a colocarse a finales de 1983), y no desea mostrarse insolidario con la "doble decisión" adoptada en 1979 por la Alianza, aunque España no era entonces miembro de la misma.

Si los países comunitarios entienden que no puede convencerse al electorado español, bastante reacio a la integración en la OTAN, a que acepte una cosa sin la segunda, tratarán de hacer todo lo posible, incluida Francia, para no poner obstáculos en el camino de la adhesión española a la CEE. A cambio, el Gobierno español irá suavizando sus declaraciones anti-OTAN e irá preparando a la opinión pública para una decisión favorable, siempre y cuando pueda ofrecerle la solidaridad europea en el tema Mercado Común.

Antes se había informado a EE UU

El Gobierno de Felipe González ya había hecho este planteamiento a Estados Unidos, con ocasión de las visitas a Madrid de dos miembros del gabinete Reagan, el de Exteriores, George Shultz, y el de Defensa, Caspar Weinberger. Con este último Felipe González "reafirma su convicción de que la existencia de un buen sistema defensivo en Occidente es una garantía para España y la zona geoestratégica a la que pertenece nuestro país" (25 de marzo). A cambio del apoyo norteamericano, se elabora un protocolo adicional al convenio bilateral defensivo, que no altera en nada la sustancia del mismo, y el documento se pasa con carácter de urgencia por las Cortes para su ratificación.

En el interior, Felipe González seguirá utilizando cierta ambigüedad en las declaraciones propias sobre la OTAN, menos ambiguas en las de algunos de sus ministros, léase Serra y Boyer, y más radicales en las de su vicepresidente, Alfonso Guerra. La presión comunista para acelerar el referéndum no presenta problemas y la fecha de la decisión final no se producirá hasta mediados de 1984.

El 3 de mayo, en su visita a Bonn y con un canciller democristiano en el poder, Felipe González empieza a cumplir su palabra. El 12 de mayo viaja a la República Federal de Alemania el ministro de Defensa, Narcís Serra, que repite el apoyo español a la decisión sobre los euromisiles y añade que la contribución española a la OTAN será mayor cuando España esté en la CEE. Su colega Manfred Warner asiente.

Esta semana el ministro Serra asistirá a su primera reunión en Bruselas con sus colegas de Defensa de la Alianza y el 9 o 10 de junio, en París, Fernando Morán acudirá a la reunión semestral del Consejo Atlántico. Esta es la segunda vez para Morán. El 10 de diciembre pasado, en Bruselas, el ministro de Asuntos Exteriores anunció la congelación de las negociaciones para la integración militar. Pero al no firmar la declaración final de la reunión, que confirmaba la instalación de los euromisiles, el Gobierno socialista impidió la inclusión en ella de un párrafo en el que, por primera vez, la Alianza se pronunciaba por la integración de España y Portugal en el Mercado Común.

Esta acción y, una intervención, que medios diplomáticos occidentales calificaron de "proneutralista", de Morán en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), en Madrid, también en diciembre, aumentaron los recelos de los aliados sobre la dirección de la política exterior del recién estrenado Gobierno socialista. A partir de entonces empezaron las presiones sobre la Moncloa, y Felipe Gonzáléz decidió iniciar el estudio de las alternativas y del proceso a seguir, que terminó a finales de abril.

Estas actitudes están ya muy lejanas de las pronunciadas por el entonces secretario general del PSOE el 15 de noviembre de 1981, en la concentración de la Ciudad Universitaria dle Madrid que congregó a medio millón de personas "Por la paz, el desarme y la libertad":"¿Qué dirán los aliados de la OTAN ante medio millón de espafloles que dicen que no quieren ingresar en la Alianza?, ¿oirán. los responsables políticos españoles la voz del pueblo, el clamor del pueblo que no quiere la dinámica de la guerra, sino vivir en paz y libertad?".

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