Nada nuevo bajo el sol bursátil
De continuar los mercados de valores discurriendo por los cauces en los que viene estableciendo su actividad a lo largo de las últimas reuniones, la información diaria va a tener que resaltar aun más reiterativa de lo que ya viene siendo. Absolutamente nada sustancial varió en las reuniones de ayer, en relación a lo que habían venido constituyendo los módulos de comportamiento bursátiles a lo largo de las reuniones inmediatamente anteriores.La estricta contención en el volúmen de órdenes de compra que accedían a los corros, los escarceos en los primeros compases de la contratación de los valores eléctricos, la aparente firmeza de las acciones bancarias, y la pujanza de algunos protagonistas aislados de las reuniones como Reunidas de Zaragoza o Telefónica, vienen constituidos en los protagonistas cotidianos de una comedia, a la que la fragilidad del argumento está haciendo francamente aburrida para los espectadores, aunque en esta ocasión en muchos casos incorporan papeles de segundo orden -¡sufridos inversores!- dando pruebas de una moral y una fe en el infinito realiriente sorprendentes.
Entresacando del baúl de las anécdotas algunos matices inéditos sobre las reuniones de ayer, algunos especialistas apuntaban la sensación de que existían algunas condiciones singulares que hacían entrever la posibilidad de que el futuro inmediato del mercado de acciones resultase algo menos triste de lo que viene resultando habitual.
Discretos destellos en el grupo bancario, posiblemente consecuencia directa de la proximidad de sus respectivas juntas de accionistas, junto con la confirmación de algunas recuperaciones en el sector de construcción constituyen todo el bagaje sobre el que se apoyan estos testimonios.
Sin embargo, y a pesar de la discreta entidad de ambos fenómenos, en unos momentos de calma chicha como los actuales, cualquier posibilidad de obiener plusvalías rápidas puede ser objeto de una atención inmediata por parte de los operadores a corto plazo, que en estos momentos vagan como ánimas en pena por los parqués en busca de su oportunidad.
Por tanto, y a pesar de la escasa consistencia aparente de estos movimientos, pueden terminar por cuajar, a poco que se lo propongan los especialistas, mientras no varíen las condiciones objetivas de las bolsas españolas.
En cuanto al sector eléctrico, la gran esperanza blanca para algunos grupos de gestores, parecen tener sus posibilidades, si es que las tienen, colocadas en un futuro a más largo plazo. La oferta generalizada que ayer presentaban, y las tremendas prevenciones para asumir recortes en sus cotizaciones, componen un panorama bastante significativo, según diversas opiniones.
En cuanto a Telefónica, de referencia casi forzada, destacó el rebote que experimentaron los precios de sus acciones ante la proximidad del 90%. Los compradores parecen mostrarse reacios a adquirir partidas a este precio, y tan solo en Bilbao consiguió cerrarse la reunión con este precio.
Los comentarios de los ociosos llegan a señalar como contradictorio el distinto comportamiento de Cepsa y de Campsa. Mientras la primera empresa experimenta algunas dificultades en su contratación diario, está viéndose obligada a aceptar recortes en sus cambios, el actual arrendatario del monopolio de petróleos ofrece una trayectoria realmente brillante.
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