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El mercado sigue resistiendo por la escasa presencia de vendedores

Las bolsas españolas continuaron, no se sabe muy bien cómo, manteniendo un discreto tono positivo, con el único manchón del indicador general del mercado barcelonés, que perdió 55 centésimas. No se ha producido ninguna variación sustancial en las posiciones comentadas en reuniones anteriores, y la acción conjunta de una oferta contraída y una Telefónica pujante, terminaron por generar las imágenes un tanto distorsionadas en las que las diferencias positivas parecían imperar. Prácticamente nada ha cambiado en el decorado que viene repitiéndose con machacona insistencia a lo largo de las últimas reuniones. Las sesiones acostumbran a iniciarse con algunos tanteos, más o menos alegres, por parte de los operadores, que poco a poco van cediendo en su actividad, hasta llegar a unos cierres en los que la atonía del sector bancario termina por contagiar los últimos estertores de la jornada.

A Telefónica le viene siendo atribuida la responsabilidad, en solitario, de aportar algunos signos de animación a tan deprimido panorama. Pero esta atribución, asumida por los responsables bursátiles de la compañía en base a las órdenes compradoras que continúan consiguiendo allegar, puede verse quebrada tan pronto como ceda el flujo comprador. A partir de este momento, y en pura lógica, deberían ser las eléctricas quienes tomasen el relevo. La proximidad del pago de sus dividendos, junto con el hecho de que parten de posiciones mínimas en sus precios, les constituyen, en opinión de los expertos, en el único bastión del que el mercado podrá echar mano para relevar a Telefónica.

Las eléctricas no ofrecieron precisamente ayer un comportamiento muy brillante. Con la excepción de Iberduero, en el mercado madrileño, los máximos esfuerzos de los cuidadores de estos títulos fueron encaminados a escurrir el bulto, y conseguir cerrar las reuniones con las menores mermas posibles en sus precios. El objetivo fue parcialmente conseguido, aunque los despliegues tácticos realizados en algunos casos se revelaron a la postre como demasiado aparatosos para el volumen de oferta que se generaba.

En cuanto al grupo bancario, continúa resultando bastante difícil encontrar datos diferenciadores entre los comportamientos registrados en una sesión y sus inmediatas precedentes. El exquisito cuidado con el que están evitando estas entidades tener que asumir ningún tipo de protagonismo, junto con la escasa entidad objetiva que ofrecen sus saldos diarios, constituyen las líneas maestras del comportamiento cotidiano de estos valores.

Ayer, concretamente, la diferencia entre los saldos compradores, y los de venta, en favor de estos últimos, se reducía a 7.485 acciones. A Bilbao, Popular y Santander correspondieron las diferencias positivas, por demás exiguas, mientras que la lista de entidades ofertadas volvía a encabezarla Banesto, con un saldo vendedor conocido de 14.162 títulos, con mucho el más abultado de este grupo.

Precisamente las tres entidades que presentaron las diferencias positivas comentadas asumieron el riesgo de aceptar discretas mejoras en sus precios, entre uno y tres puntos. Los restantes miembros de este distinguido grupo optaron por evitar las complicaciones y repetían prácticamente en forma lineal sus precios anteriores.

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