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Ninguna concesión de Maragall al PSUC, tras ser elegido alcalde de Barcelona con apoyo comunista

El socialista Pasqual Maragall fue reelegido ayer alcalde de Barcelona con los 21 votos de los concejales de su partido y los tres comunistas. No hubo sorpresas, ni siquiera emoción en el solemne acto de constitución del nuevo consistorio barcelonés. Ramón Trias se quedó con los 13 votos del grupo municipal de Convergéncia i Unió (GU) y Alexandre Pedrós debió contentarse con las seis papeletas de Alianza Popular y Partido Demócrata Popular.

La renuncia de Jordi Solè Tura, cabeza de lista del PSUC, a presentar su candidatura, no encontró el eco político esperado en el discurso del alcalde Maragall. Los pactos de gobierno entre socialistas y comunistas siguen en el aire. Maragall, sin embargo, anunció la institucionalización, con categoría de teniente de alcalde, de la figura del jefe de la oposición, que corresponderá a Ramón Trias.A las once en punto de la mañana, la banda municipal del Ayuntamiento de Barcelona amenizaba a los asistentes con los acordes de la sardana L'Empordà. Pasqúal Maragall no había llegado aún y no lo hizo hasta las 11.15 horas, cuando sus compañeros de consistorio ocupaban ya sus respectivos escaños. Diana Garrigosa, su mujer, vestida de verde claro y acompañada de la madre de Maragall y de una de las tías del alcalde, esperaba sentada en el centro de la tribuna de invitados, esbozando una tímida sonrisa que no abandonaría durante toda la mañana. Por contra, Maragall sentado en el primer escaño, a la izquierda, frentea Trias, que ocupaba el primero a la derecha, se mantuvo serio, sin concesiones a la emotividad del momento.

Maragall no sonrió siquiera cuando, a las 11.45, Eduard Travé (AP), -que junto a Jordi Bonet (CiU) y el secretario general del ayuntamiento, Jordi Baulies, formaron la mesa de edad que presidió la primera parte de la sesión celebrada en el salón de la Reina Regente- anunció solemnemente que había sido elegido alcalde de Barcelona. El resultado estaba cantado después de que Solé Tura, que no conseguía hacerse oír por Travé, anunciara su renuncia a participar en la elección. A pesar de que el primer voto del recuento fue para Trias, los 24 votos que otorgaron la mayoría a Maragall se contabilizaron mucho antes de que finalizara el escrutinio de las 43 papeletas. Mientras los concejales de la izquierda, de pie, aplaudían al nuevo alcalde, el ala derecha permaneció sentada y dedicó unos tímidos aplausos al ganador. Maragall recibió la vara de mando de manos de Travé y se hizo cargo, de inmediato, de la presidencia de la sesión, cuya primera parie finalizó con la propuesta de los nombres de los concejales que formarán la Comisión Municipal Permanente. El alcalde presidirá esta comisión que queda formada por siete concejales del PSC, cuatro de CiU, dos de AP y uno del PSUC.

Maragall leyó fielmente, salvo en un párrafo, un discurso de 14 folios. La institucionalización del jefe de la oposición fue la novedad más importante. La omisión de cualquier referencia al PSUC y al resultado de las conversaciones entre socialistas y comunistas, fue considerada como un castigo de Maragall por el conflicto que ha enfrentado a ambos partidos en varias poblaciones del cinturón de Barcelona. El PSUC se hizo el lunes con las alcaldías de Cornellà y Mollet con el apoyo de Convergència i Unió, y de Alianza Popular en el primero de los casos, aunque no lo logró en Sant Joan Despí pese a contar también con los votos de CiU. Ayer perdió la cuarta alcaldía que disputaba al PSC, Badalona, porque los concejales convergentes se abstuvieron.

El candidato socialista Joan Blanch se impuso al alcalde saliente, el comunista Màrius Díaz, por 12 votos a 11. Estas cuatro ciudades tenían alcalde comunista desde 1979, pero el pasado 8 de mayo los socialistas supieraron en votos al PSUC, aunque por poco margen.

Por otra parte, ayer fueron reelegidos los alcaldes de Lérida, Antoni Siurana (PSC) Gerona, Joaquim Nadal (PSC) Terrassa, Manuel Royes (PSC), y Santa Coloma de Gramenet, Lluís Hernández (PSUC). Todos ellos disponían de mayoría absoluta, por lo que fueron elegidos sin necesidad de pactos.

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