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Precarias mejoras en el sector eléctrónico y Telefónica

La semana se ha iniciado con unas reuniones que resultaron fieles continuadoras de sus precedentes inmediatas. La escasa actividad de los vendedores, y la suficiencia, directamente derivada de esta circunstancia, de las órdenes de compra, terminaron por generar un ambiente genérico, discretamente favorable, en el que predominaron los signos positivos de la mano de las mejoras en los sectores eléctrico, siderúrgico, y cómo no la Telefónica.El rasgo, probablemente más inesperado de estas reuniones, lo constituyó el mejor ambiente en el que se pudo desarrollar la negociación de los valores eléctricos. Los precios de estos títulos, constituidos en auténticos barómetros del mercado desde que los integrantes del grupo bancario decidieron abandonar cualquier tipo de protagonismo, se ven sometidos a un auténtico proceso de flujos y reflujos, cuya referencia última lo constituyen los precios considerados como inabordables, por la banda superior, e inaceptables por el extremo inferior de ese 15% que vienen presentando como máximo exponencial de diferencia entre los cambios estos valores.

La oferta y la demanda intercambian sus signos tan pronto como las plusvalías que consiguen los mas arriesgados, que compraron en pleno proceso bajista, se hacen apreciables, o en el momento en que estas mismas inversiones comienzan a ser susceptibles de padecer el mal de altura, y las ventas comienzan a generalizarse. Entre estos dos puntos pueden mediar semanas o unas pocas reuniones, pero lo cierto es que la diferencia en porcentaje guarda una sorprendente similitud. Frente a este proceso tan solo Telefónica, de entre los valores punteros, viene siendo capaz de ofrecer un perfil marcadamente positivo, dentro de una trayectoria alcista, que está resultando más discretamente administrada de lo que se preveía, pero que en definitiva viene a poner de manifiesto la existencia de una conjunción de voluntades por la que los precios de estos títulos, aparentemente, tienen capacidad de mantener una cierta proyección favorable.

Precisamente, y dentro del grupo eléctrico, ha resultado curioso el parón que han protagonizado sus dos recientes motores. Tanto Hidroeléctrica del Cantábrico como Eléctricas Reunidas de Zaragoza experimentaron unos sorprendentes parones en su proyecto alcista, que fue suplido, sin demasiados problemas, por la presencia de unas partidas compradoras de escasa consideración, pero que resultaban suficientes para afrontar una situación tan escasamente dramática como la que se planteaba.

En lo que respecta al grupo bancario los saldos que presentaban estas entidades volvieron a resultar poco menos que testimoniales. Algo menos de 27.000 acciones como saldo global negativo, resultante para los siete grandes en el mercado madrileño resulta una diferencia realmente poco significativa. El Santander, con 6.387 títulos a la compra, era la única entidad que presentaba una diferencia compradora de alguna forma significativa, dentro de la penuria reinante. Otro punto que generó algún comentario fueron las 21.153 acciones que Banesto presentó como saldo vendedor, justo en el día en que se celebraba su junta general de accionistas, donde se aseguraba, y luego se confirmó, que iba a ofrecer una ampliación de capital en la proporción de 1 por 10, y que garantizaría el mantenimiento de su dividendo anterior.

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