La renovación de las policías Municipales, un problema aún por abordar
El Gobierno socialista tiene intención de integrar progresivamente las actuales plantillas de Policía Municipal en las futuras policías autónomas, con el fin de constituir un solo cuerpo de policía local coordinado por los Gobiernos de las comunidades autónomas y bajo la autoridad directa de los alcaldes. El PSOE pretende potenciar la hasta ahora desprestigiada y casi olvidada figura del policía municipal, considerado en muchos casos como un alguacil de pueblo o un guardia de tráfico en las grandes ciudades.
La necesitada renovación de este cuerpo está ahora comenzando, y sólo en Madrid y Barcelona, hasta el momento, se ha podido observar fehacientemente el giro en este cambio de planteamientos. La Policía Municipal ha sido desde hace años un cuerpo olvidado y descuidado por la Administración. Los Gobiernos anteriores al formado tras las últimas elecciones legislativas no llegaron ni siquiera a conocer cuál era la plantilla exacta de este cuerpo. Actualmente, no se conoce el número concreto de municipales que prestan sus servicios en España, y la cifra, según fuentes oficiales, oscila entre las 50.000 y las 60.000 personas.El Gobierno socialista, dentro de la reestructuración que está llevando a cabo en las Fuerzas de Seguridad del Estado, creó una sección dentro del Gabinete de Coordinación y Planificación del Ministerio del Interior que lleva varios meses revisando las plantillas y los medios de este cuerpo y estudiando las necesidades que presenta, con el objetivo de abordar firmemente su renovación.
La reorganización de la Policía Municipal parte de un proyecto del Ministerio del Interior que persigue, tras la próxima configuración política regional, crear en cada comunidad autónoma dos escalones de policía: la nacional, dependiente del Gobierno de la nación, y la autónoma o local -en un solo cuerpo-, bajo el control directo del Gobierno de cada comunidad autónoma.
Rafael Vera, director de la Seguridad del Estado, afirma que "el proyecto no puede ser más lógico, y la ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que está elaborando actualmente el Ministerio del Interior, es muy posible que dedique un anexo especial a las policías locales, reglamentación que sustituiría al actual estatuto de este cuerpo, y se está estudiando la creacion de una inspección General de la Policía Municipal". Vera considera que la renovación de este cuerpo "parte fundamentalmente de la potenciación de la formación y selección de los policías, y para ello se prevé la creación de academias en cada comunidad autónoma".
El proyecto", dice el director de la Seguridad del Estado, "pretende racionalizar este cuerpo y evitar la desmesurada creación de policías autónomas, para lo cual se intentará la progresiva integración de los municipales en los futuros cuerpos de las comunidades autónomas".
"El Ministerio del Interior planea constituir en cada comunidad autónoma un organismo que se encargará de coordinar las policías municipales en aquellos servicios o supuestos que se contemplen en los planes provinciales o regionales de seguridad. Las policías locales dependerán orgánicamente de los alcaldes, pero en materias o supuestos especiales se coordinarán a través del responsable de Interior en las comunidades autónomas".
Un ejemplo de esta racionalización en materia de orden público en las comunidades autónomas se ha observado en el País Vasco, donde miembros de su Gobierno ya se han pronunciado porque las policías municipales se integren orgánicamente en la policía autónoma. El resto de las comunidades parte ahora con una ventaja respecto al País Vasco, que consiste en poder plantearse que estos cuerpos se unifiquen, debidamente coordinados, y formen uno solo.
Las pioneras
Las pioneras de esta renovación, fueron las policías de Madrid y Barcelona. En la capital de España, el actual ministro del Interior, José Barrionuevo, y el director de la Seguridad del Estado, Rafael Vera, anteriormente concejal y delegado de Seguridad en el Ayuntamiento de Madrid, respectivamente, abordaron esta reforma, que consiguió buenos resultados y fue masivamente aceptada por los ciudadanos.
Los actuales responsables del Ministerio del Interior pusieron en marcha el proyecto del PSOE de crear la policía de barrio y presionaron fuertemente para que los municipales recuperaran una serie de competencias que estaban ya en el olvido. De ser considerados un cuerpo auxiliar y de segunda fila, los municipales se han convertido en Madrid en un cuerpo respétado y que ha adquirido el protagonismo que merece la policía metropolitana. A pesar de los esfuerzos, hubo serias descoordinacíones entre éstos, la Policía Nacional y el Cuerpo Superior, que, poco a poco, se van limando.
La Guardia Urbana de Barcelona comenzó su reestructuración antes de la llegada de los ayuntamientos democráticos, en plena transición, con la toma de posesión en 1976 del alcalde Josep María Socias Humbert. La destitución fulminante de su inspector jefe, el nombramiento de Antonio Figueruelo como responsable del área y la designación de Emili Giralt como director de la Escuela de Policía Local abrieron una nueva y trascendente etapa, cuyos frutos están siendo recogidos ahora por el equipo socialista.
Estas dos experiencias se han basado en la racionalización de los servicios, la eliminación de una parte de la burocracia innecesaria, la creación de nuevas unidades y la coordinación con los cuerpos gubernativos.
Estas experiencias van cosechando éxitos, pero en el resto de España la reforma está por empezar. La gestión está iniciándose para acabar con desórdenes asombrosos: en Ciudad Real hay nueve policías por cada 1.000 habitantes, cuando en cualquier ciudad europea la media es de cinco policías por 1.000 habitantes, en contraste con otras ciudades españolas, donde se dan cifras extraordinariamente bajas.
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