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Paracuellos del Jarama tiene hoy los mismos graves problemas que hace cuatro años

Paracuellos del Jarama es un pueblo un poco triste y un poco aburrido, sin personalidad definida, a caballo entre las dos zonas industriales que siguen el trazado de las carreteras N-I, Madrid-Irún, y la N-II, Madrid-Barcelona. Su cercanía a la capital ha servido exclusivamente para que empresarios y constructores con pocos escrúpulos lo eligieran como lugar idóneo para instalar naves industriales o levantar bloques, favorecidos por la increíble desidia de anteriores corporaciones, que les permitieron hacerlo sin solicitar las licencias ni pagar los impuestos correspondientes.

Los problemas que hoy tiene el municipio son, salvo algunas excepciones, los mismos que hace cuatro años y es muy posible que sin una fuerte ayuda, que se espera venga del gobierno autónomo, sigan siendo los mismos en 1987. Sin apenas recursos económicos y sin un sólo metro cuadrado de terreno de propiedad municipal, con una gestión municipal dificultada por la división en dos bandos de la corporación, incluido el propio grupo socialista, sólo las elecciones del 8 de mayo podrán aclarar su futuro.Paracuellos del Jararna está encaramado en unos cerros semidesertizados por la erosión, desde los que se divisan los primeros bloques-avanzadilla de la capital, a apenas 20 kilómetros. Cercado por el aeropuerto de Barajas, las instalaciones de la base aérea de Torrejón de Ardoz y el Inta (Instituto Nacional de Técnica Aeronaútica), con un término municipal pequeño, sus posibilidades de desarrollo son muy escasas. El aeropuerto de Barajas emplea, generalmente en tareas subalternas, a gran parte de su población activa, lo que también ayudó bastante al declive de la agricultura. El ilegal polígono industrial de Paracuellos ni siquiera ha ofrecido a sus habitantes puestos de trabajo. Sólo unos pocos están empleados en la fábrica de Pan Rico. En estos cuatro años, el pueblo no ha recibido la visita de ningún ministro, ni del presidente de la Diputación, ni de algún delegado provincial. Sólo se asoma a las páginas de la Prensa, en especial la de extrema derecha, cuando se alude a los fusilamientos de la guerra civil.

Los bares, la única diversión

En 1979, las elecciones dieron tres concejales al PCE, tres al PSOE y cinco a una lista de independientes, caracterizada por sus posiciones derechistas. El pacto municipal suscrito por comunistas y socialistas se proyectó sobre Paracuellos en el acto formal de otorgar la alcaldía a Ricardo Aresté, comunista, pero no ha significado nada más. A partir del segundo año de gestión municipal, dos de los concejales del PSOE comenzaron a votar con los independientes en todos los temas de cierta importancia. El Ayuntamiento se hizo prácticamente ingobernable. Hoy, Paracuellos todavía es un pueblo con problemas de comunicación. La única línea de autobuses ofrece tres viajes diarios a Madrid, el último a las ocho de la tarde. El pueblo tiene abundantes bares, pero no dispone de un cine, ni una discoteca, ni un club de jóvenes, ni un hogar de ancianos, ni un campo de fútbol, nada para matar el aburrimiento. El Ayuntamiento ha conseguido arreglar el asfaltado de las principales calles, se adquirió una ambulancia y se instaló una pequeña clínica que atiende los casos más comunes -cualquier complicación, o un simple análisis, deben solucionarse en Madrid-, todos los niños del pueblo están hoy escolarizados, se ha instalado un buen servicio de alumbrado público y se consiguió aumentar el presupuesto de 13 millones de pesetas hasta los 34 que se manejaron en 1982.El Ayuntamiento ha estado paralizado por las diferencias entre comunistas y socialistas. Los co munistas acusan a sus teóricos compañeros de gobierno local de haber mostrado más interés por sus intereses privados que por el bien del pueblo. Los dos concejales del PSOE que suelen votar con los independientes, en especial Francisco García, que encabeza la, candidatura para el 8 de mayo, se amparan en que los corporativos del PCE les han obligado a guardar las distancias por su práctica de no consultarles los asuntos, y por el hecho de que Ricardo Aresté, que no reside en Paracuellos, no sabe cómo tratar a la gente. En este marco, son los independientes quienes llevan la batuta, y su táctica se caracteriza por torpedear los proyectos de la corporación.

Así, el pueblo aún no cuenta con una biblioteca municipal para la que la Diputación tenía resevados 5.000 volúmenes, porque los independientes no admitieron que se instalara en un local alquilado y pusieron como condición indispensable que lo fuera en alguno de propiedad municipal, que no existe. El proyecto de club de ancianos se abortó por motivos similares. El colector que debía recoger las aguas residuales no salió adelante porque la Diputación, que había estudiado el proyecto presentado por la anterior corporación -y cuyo coste se eleva a 42 millones de pesetas- estimó que era demasiado costoso y desproporcionado para las necesidades de menos de 4.000 habitantes. Propuso construirlo con algunas modificaciones y el pleno rechazó la oferta por mayoría de votos negativos .

Tampoco el Plan General de Ordenación Urbana pudo ser aprobado inicialmente, en el último pleno de la corporación saliente, celebrado el pasado 15 de abril por la abstención de los cinco independientes y la ausencia de dos de los corporativos socialistas, mientras la tercera concejala del PSOE votaba a favor. El Plan General (ver EL PAÍS de 17 de abril) estaba concebido como el instrumento de solución inmediata de muchos de los graves problemas de la localidad, desde la normalización pactada de numerosas actuaciones urbanísticas ilegales hasta la cesión a propiedad municipal de un millón de metros cuadrados para la instalación de un gran parque recreativo en las orillas del Jarama, además de otros terrenos dispersos que se hubieran destinado a dotación de equipamientos colectivos.

Acusaciones mutuas entre comunistas y socialistas

Francisco García, uno de los dos concejales socialistas que no acudieron al pleno, declaró minutos antes de que comenzara que, en su opinión, no servía de nada disponer de un millón de metros cuadrados situados en las afueras, a unos tres kilómetros del casco urbano, porque esta solución sólo beneficia a los residentes en nuevas urbanizaciones. La solución que defienden García y su compañero del PSOE consiste en negociar de nuevo con los propietarios del suelo para que sécedan terrenos más próximos al casco urbano.Para los concejales del PSOE, el escepticismo y el descontento son los sentimientos más comunes entre los vecinos, provocados por lo poco que se ha conseguido desde el Ayuntamiento. El alcalde, Ricardo Aresté, sostiene, sin embargo, que aunque el cambio no se haya notado demasiado en la práctica, los vecinos se encuentran satisfechos. Aparte de las realizaciones concretas, ya citadas, considera que los esfuerzos de la corporación han resultado muy positivos en otro aspecto: el de la integración de los ciudadanos en la vida política local. Y, efectivamente, en muchas ocasiones el pequeño salón de plenos no basta para acoger a los vecinos que acuden a las sesiones, que aplauden o abuchean abiertamente las intervenciones de los concejales, fenómeno éste impensable durante el mandato de anteriores corporaciones.

En última instancia, será el pueblo quien decida ante las urnas si la razón está de parte de los concejales del PCE o de los enfrentados concejales socialistas. Tanto Ricardo Aresté como Francisco García se presentan de nuevo a las elecciones y encabezan las candidaturas de sus partidos respectivos. También repite suerte el portavoz de los independientes, José Vega, que figura en el segundo lugar de su candidatura.

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