Adolfo Suárez critica en Alcalá de Henares la politización de los ayuntamientos y defiende su caracter gestor

La necesidad de la existencia y asentamiento de un partido de centro progresista, como el Centro Democrático y Social (CDS), y el peligro de que el sistema político español degenere de un hipartidismo imperfecto a una hipolarización entre dos fuertes organizaciones irreconci liables, AP y PSOE, constituyó el núcleo de la intervención de Adolfo Suárez en un acto electoral celebrado ayer en Alealá de Henares, al que asistió acompañado del candidato del CDS a la alcaldía de dicha localidad, Mariano Rodríguez, del candidato autonómico, Carlos Revilla, y de la candidata por Madrid, Rosa Posada.

Suárez se presentó ante las aproximadamente 250 personas que llenaban la sala con gesto humilde y campechano, como presidente de un pequeño partido "que no tiene facilidades para salir en los medios de comunicación", y dedicó toda su intervención, a través de ejemplos concretos, a difundir los grandes ideales por los que lucha su partido, según sus propias palabras: la convivencia, la exclusión de agresiones y el respeto hacia las ideas -en este caso, los programas- de los demás.Afirmó que el CDS es el partido que puede asegurar un equilibrio imprescindible en la política española, y pidió a los asistentes que lean con atención sus ofertas electorales y, "a los presentes que hayan decidido ya votar a otro partido, que examinen en profundidad nuestra trayectoria en los próximos cuatro años; es muy posible que entonces nos voten".

Respecto a los ayuntamientos, de los que defendió su autonomía funcional y presupuestaria, afirmó que no deben usurpar el papel del Parlamento y convertirse en órganos políticos, sino de trabajo.

Suárez defendió la necesidad de impedir que la política española se reduzca a la pugna de dos grandes organizaciones, marcadas por su carácter antagónico, de forma que lo que haga uno lo deshaga el otro cuando le releve en el Gobierno.

Un coloquio singular

Mariano Rodríguez, candidato por Alcalá, prometió que los concejales de su partido llevarán al Ayuntamiento las ideas de tolerancia y participación, y criticó, aunque con extremo cuidado en sus palabras, la deficiente gestión de la izquierda.

El acto continuó después de fornia poco habitual, con un coloquio que dirigieron a ojos vista los propios militantes del CDS, mezclados entre los vecinos. Tal vez, porque los hábitos democráticos no han calado hasta el extremo de permitir a la gente tener el desparjajo de hablar con quien fue presidente del Gobierno, y se corría el peligro de que el debate se hundiera en un silencio moleito. Los propios acompañantes de Suárez se encargaron de hacer varias preguntas a Rosa Posada, a Carlos Revilla y al mismo Suárez.

Rosa Posada afirmó que, en caso de ser alcaldesa, congelaría los sueldos de los concejales y los impuestos municipales durante dos años, a excepto las tasas, quedeben adecuarse anualmente por ley. Los menores ingresos, según la candidata, no redundarán en un recorte de los servicios prestados a los madrileños, que pueden mantenerse al mismo nivel, e incluso mejor, si se aplica una táctica de limitación de gastos superfluos y de control estricto de los fondos públicos. Carlos Revilla, por su parte, aseguró que la autonomía debe estar dotada de competencias y recursos adecuados, y que su gran objetivo es erradicar los desequilibrios socioeconómicos.