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Elda Pucci, la alcaldesa pionera de Italia

Palermo, la primera ciudad italiana que dirige una mujer, es conocida por ser uno de los lugares más machistas del país

Juan Arias

Es médica pediatra, especializada en recién nacidos en peligro. Pero desde hace unos días es también la primera alcaldesa de Italia. Lo que más ha llamado la atención es que ha sido elegida para gobernar una ciudad de la región más machista de este país: Palermo, capital de Sicilia, tristemente conocida precisamente porque allí, ancestralmente, la mujer ha tenido siempre que estar bajo el dominio del hombre dueño. Por eso la llaman ya E.P, la extraterrestre; su verdadero nombre es Elda Pucci. Tiene 55 años, pero nadie se lo cree porque su aire es juvenil. La han definido como la mujer de la "sonrisa, leche y miel".

Es democristiana, pero ha sorprendido a todos cuando, en una de sus primeras entrevistas, a la pregunta provocativa de "¿qué piensa del divorcio?", respondió tajantemente: "Creo que no se puede constreñir a nadie a vivir una realidad en la que no cree". Afirma que, como médica, el desnudo no puede ofenderle, ni puede escandalizarse ante un campo de nudistas. No soporta, sin embargo, las películas porno. Admite, sin falsos pudores, que no se ha casado sencillamente "porque no he encontrado el hombre justo" y no porque no le hubiese gustado.Alguien piensa que una mujer inconformista oomo ella, con pasión por los coches -"he hecho, incluso", ha declarado, "carreras con un Alfa Romeo 1.600"-, aficionada al tenis, metida en política, difícilmente podría encontrar en Palermo, corazón de la Sicilia machista, un hombre que la aceptase así como es, sin renunciar a su protagonísmo de mujer libre.

Una mujer que, además, tiene como autores preferidos a Simone de Beauvoir, Hemingway y Thomas Mann. Una democristiana que dice que el socialista Bettino Craxi es el secretario político "más fascinador e inteligente". Pero la nueva alcaldesa siciliana ha querido parar enseguida los golpes de su nombramiento, casi provocativo, defendiendo al hombre siciliano: "No es verdad", ha dicho, "que es un obsesionado por el sexo. Es, eso sí, muy sensible a la atracción femenina, pero esto no es un defecto".

Sin embargo, esta mujer ha llevado siempre la política en las venas. Sus antepasados, borbones, habían seguido ya a Garibaldi. Su padre era abogado, su abuelo médico y su bisabuelo ingeniero.

Empezó militando en el Partido Socialista de Italia y se pasó a los dernocristianos cuando estallaron los casos de Budapest y Praga. Se autodefine como representante de los "democristianos del rigor moral". El diario Repubblica la ha definido como "un ejemplar democristiano sin sombras y sin manchas".

Se dice, sin embargo, que este nombramiento ha sido un golpe de mano del nuevo secretario de la Democracia Cristiana, Ciriaco de Mita, para devolverle la virginidad en Sicilia a su partido, siempre acusado de connivencia con la Mafia. Ella, que tendrá ahora que combatir este fenómeno degradante que sigue sembrando las calles de cadáveres cada día, ha confesado que, desgraciadamente, los contactos con la Mafia los han tenido hasta ahora todos los partidos y no sólo el suyo. ¿Respetará la Mafia a esta mujer? Los mafiosos clásicos de antaño jamás asesinaban a una mujer; pero si ella se les enfrenta, ¿respetarán hoy el viejo código de honor de ayer?

Mientras tanto, la alcaldesa ha empezado con unas declaraciones fuertes, en las que ha afirmado que el problema de la mujer en Sicilia no es el de la marginación del sexo: "Es más bien", ha dicho, "la que sufre todo el Sur: la marginación de la pobreza".

Elda Pucci, única alcaldesa italiana, vive con su madre, de 82 años, y dos sobrinos estudiantes. Tiene, como todos los meridionales, tres hermanos desparramados por toda Italia: Edelina, escritora; Egidio, director de banco, y Giacomo, magistrado.

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