La hora de las decisiones en la CSCE
La situación en que se encuentra la Conferencia de Madrid sobre Seguridad y Cooperación en Europa es la más favorable para encontrar una salida a los problemas que afectan al continente, dice el autor. Para él se trata de encontrar una salida que garantice el respeto a los intereses mutuos y que favorezca una cooperación internacional provechosa y en paz.
Todo parece indicar que la reunión de Madrid de los Estados participantes en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) está llegando a su fase decisiva. Quedan todavía muchas dudas e interrogantes, pero tanto en el Este como en Occidente reina la opinión casi general de que si el resultado del encuentro ha de ser positivo y eficaz, desde el punto de vista político, y el proceso de la CSCE ha de seguir con provecho para todos los Estados de Europa, habría que dar ahora las correspondientes pruebas. Sin embargo hay que preguntarse ¿porqué todavía no se ha llegado a la aprobación del documento final, a pesar de que se ha avanzado en las negociaciones?, ¿por qué siguen apareciendo dificultades y vacilaciones? y ¿cuáles son las causas de estos contratiempos?.Ante todo hay que recordar que las negociaciones que llevan a cabo en Madrid los representantes de 35 Estados son, en realidad, una confrontación de dos concepciones distintas. Una de ellas trata sobre la necesidad de cooperación en Europa tal y como es formulada en el Acta Final de Helsinki, mientras que la otra acentúa, ante todo, la así llamada cooperación atlántica, es decir, una cooperación en la que deberían participar, ante todo, Estados Unidos y sus aliados eurooccidentales. La segunda concepción carece de carácter paneuropeo y, por consiguiente, sería in compatible con la citada Acta Final, firmada por todos los Estados que participan en el encuentro de Madrid. Los debates de Madrid han coincidido con un período de complicadas relaciones entre el Este y el Oeste. Esas relaciones se han encontrado en un estado de grave tensión. Ello se ha reflejado no sólo en Madrid sino en otras negociaciones multi y bilaterales. ¿Cómo llevar esas negociaciones para salvar las posibilidades existentes de distensión y de colaboración? Particularmente, en Madrid surgió una situación muy complicada que puso en peligro el mismo proceso de cooperación y de seguridad en Europa, que debería interesar por igual a todos los Estados europeos y a Estados Unidos. Varias veces se intentó una injerencia en los asuntos domésticos de los países socialistas, buscando pretextos para frenar los trabajos del encuentro o suspenderlo.
La claridad necesaria
Aunque la relaciones entre el Este y el Oeste siguen siendo negativas y sobre el mundo sigue cerniéndose la amenaza de una desaforada carrera armamentista, todo parece indicar que en la reunión de Madrid ya hemos superado el período más difícil. Evidentemente, la mejora del ambiente en la reunión no tiene carácter definitivo, pero todos coinciden en que ésta se ha producido. Este fenómeno no es producto de una casualidad. Todos los participantes han dado pruebas de su voluntad, aunque en grados diferentes. de mejorar el clima político para lograr un compromiso. Los países neutrales y no alineados presentaron, el 15 de marzo, un proyecto renovado del documento final de la reunión, cuya aprobación permitiría terminar los trabajos y dar un nuevo impulso a la mejora de la cooperación en Europa y de las relaciones, Este-Oeste.
Ocurre muchas veces en la diplomacia que los compromisos son muy difíciles de conseguir. En este caso se trata de cumplir dos condiciones lógicas y básicas. En primer lugar, la voluntad de entendimiento definitivo por parte de los Gobiernos de todos los Estados participantes y, en segundo lugar, el reconocimiento de que el documento presentado constituye un auténtico compromiso posible de aceptar y, posteriormente, de realizar. En estas dos cuestiones todavía no existe plena claridad. Esa claridad deberá ser alcanzada precisa mente ahora, cuando se reanudan los debates.
Sería una exageración pensar que sólo en Madrid se decide el futuro de Europa. El porvenir de nuestro continente está determinado por muchísimos factores. No obstante, las negociaciones que están más directamente vinculadas con Europa son las de Ginebra, Viena. y Madrid. De esas tres plataformas, la de Madrid es la más apropiada para un entendimiento. Si la reunión de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa terminase con éxito, ello podría servir de ejemplo constructivo y estimulador y ayudar en la consecución de acuerdos en otras negociaciones. Uno de los principales temas de la reunión de Madrid es la convocatoria de una conferencia sobre las medidas de fomentar la confianza y seguridad sobre el desarme en Europa. Si se lograse la celebración de esa conferencia conseguiríamos otra importante plataforma en el diálogo europeo sobre temas de primordial importancia relacionados directamente con la seguridad, la confianza y la distensión en el terreno militar. El principio de unanimidad que rige en la reunión de Madrid, como en todo el proceso de la CSCE, podría garantizar un avance en este sentido sin que corriese riesgos la seguridad de cualquiera de los Estados participantes.
Continente pluralista
Los potenciales beneficios son evidentes, pero las divergencias que subsisten hasta ahora han impedido aprovecharlos. En la Europa de hoy se cruzan los intereses de las grandes potencias y los intereses de cada uno de los Estados del continente. Europa es un continente pluralista en cuanto a la diversidad de los regímenes que en ella imperan. Es un continente pluralista desde el punto de vista político y económico.
Ese pluralismo tiene que ser reconocido y respetado. Al mismo tiempo, se puede advertir también todo aquello que en Europa es común. El proceso de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa consiste precisamente en eso. Todos debemos estar igualmente interesados en su mantenimiento,y desarrollo. Todos necesitamos, tanto en el Este como en el Oeste, una cooperación internacional mutuamente provechosa. Necesitamos más paz y más calma. Necesitamos sentir mas seguridad y confianza.
Polonia ve la posibilidad de alcanzar esos objetivos mediante el proceso de la CSCE. Nuestra participación activa en dicho proceso y el interés que demostramos por él dimana de manera lógica de nuestros intereses nacionales. Estamos atravesando por un difícil momento de la historia.
Nos esforzamos por resolver los problemas sociales y económicos de nuestra situación de crisis. No cabe la menor duda de que todo nos será más fácil si mejora la situación internacional y se pone fin a la política de amenazas, sanciones y chantaje. Nosotros pensamos que ese es el objetivo que persigue la Conferencia. Y por esta razón, junto con otros países socialistas, buscamos incansablemente las vías que puedan conducir a un entendimiento que garantice el respeto de los intereses mutuos. Ahora que surge esa posibilidad, con toda seguridad no faltará nuestra buena voluntad. Nosotros también queremos que la impaciencia de la opinión pública europea, motivada por la prolongación de los debates, sea sustituida por un sentimiento de esperanza. Europa necesita una buena señal, que el nombre de la capital de España, como en el caso de Helsinki, pueda grabarse para siempre en las páginas de la historia de la diplomacia europea. Ha llegado la hora de tomar decisiones adecuadas.
Wlodzimierz Konarski es el embajador de Polonia en la reunión de la CSCE y jefe de la delegación.
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