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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La crisis de la siderurgia española

El martes 15 el influyente diario Le Monde, al hacer el balance de los cien días del nuevo Gobierno, indicaba que la política de austeridad adoptada por éste estaba generando graves tensiones en el mundo laboral, citando como muestra la manifestación de finales de enero en Gijón y la concentración de 30.000 personas en Sagunto en contra de la decisión adoptada por la presidencia de Altos Hornos del Mediterráneo de dejar fuera de servicio uno de los hornos altos de esta factoría.El hecho de que este prestigioso diario francés haga referencia, en el área laboral, a dos situaciones que tienen como marco el sector siderúrgico integral, es buena prueba de la importancia que en el exterior, y sobre todo en medios comunitarios, se da a nuestras acerías.

Sin una perspectiva como la mencionada en los párrafos anteriores, resulta aparentemente contradictorio explicar al conjunto de los ciudadanos españoles que un sector que, en su conjunto, ha tenido en el pasado ejercicio pérdidas por un valor de 40.000 millones de pesetas es necesario seguirle manteniendo, y hasta resultaría irónico que una inversión como el tren de bandas en caliente, cuyo coste es de 60.000 millones de pesetas, y que genera, por efecto directo, un empleo de ochocientos puestos de trabajo, sea capaz de crear unas situaciones tan dramáticas como las vividas los días anteriores a las fiestas falleras.

Otra reflexión que quisiera establecer, por su innegable trascendencia, es el hecho de que por primera vez el Gobierno, o más concretamente el titular de la cartera de Industria, se enfrenta con el problema, y todo hace suponer que con la voluntad política de llevar a término los acuerdos de reconversión del sector, firmados hace ya dos años.

Ahora bien, el desfase en el tiempo ha creado una situación que es sustancialmente distinta a la existente en el momento de la firma de los acuerdos; de aquí que en el punto de las inversiones fundamentales, que se concretaban en dos acerías y un tren de bandas en los acuerdos de marzo de 1981, no sean en estos momentos las adecuadas, y que, por condiciones de mercado, puedan quedar reducidas en la actualidad a una acería en Ensidesa, una mejora de la acería de Altos Hornos de Vizcaya, y un desarrollo posterior para el tren de bandas.

Esta situación cuestiona la permanencia de tres plantas integrales en España, y obliga necesariamente a la adopción de medidas que pueden ser, y de hecho lo son, muy duras, fundamentalmente en el área del empleo. De aquí que resulte totalmente comprensible la actitud de defensa de los puestos de trabajo en Altos Hornos del Mediterráneo, y en general del pueblo levantino, encontrada del desmantelamiento de la factoría de Sagunto.

Cierre de Sagunto

En este orden de la cuestión, la pregunta clave es: ¿estarían dispuestos los diferentes grupos, centrales, partidos, instituciones, empresarios, etcétera, a negociar un cierre de Sagunto a cambio de contraprestaciones capaces de generar empleo en otras actividades?

La respuesta a esta pregunta constituye de modo exclusivo la solución al problema y, lógicamente, no corresponde a quien firma este artículo responderla; lo que sí parece evidente es que esta solución exige un planteamiento distinto del seguido hasta el momento, y donde la dirección prioritaria es negociar.

Sin una negociación global el problema puede carecer de solución, y situaciones análogas a las vividas son fácilmente repetibles, aun cuando, lógicamente, en modo alguno aconsejables.

Finalmente, indicar que la evolución de estas negociaciones va a exigir un margen de realismo e imaginación que obliga, necesariamente, al planteamiento de la situación en un contexto que un ministro del actual Gabinete explicaba muy correctamente en fechas pasadas: "Que no se nos diga que podemos hacer un cambio profundo en la Administración con quienes han fracasado en la reforma administrativa en el pasado y tienen planteamientos continuistas en muchos casos". Cámbiese la palabra administrativa por siderurgia integral y comenzaremos a entendernos.

Alfonso Zurita es ingeniero metalúrgico.

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