Socialismo es libertad
Con la fuerza moral que pueda asistir a quien desde las filas del socialismo democrático ha dedicado su existencia a la lucha por la libertad, deseo expresar públicamente la más enérgica protesta y repulsa por el estado de sitio que el señor Barrionuevo ha impuesto, al amparo de una ley de corte jomeinista, a los resignados habitantes del barrio del Pilar; a ellos les pido perdón en nombre del socialismo (no porque éste tenga algo que ver en el despropósito, sino por el tanto de culpa que sobre un ex pudiera recaer por tolerante con personas que nunca debieron entrar en la organización sin antes renunciar al ejercicio de unos hábitos tal vez inculcados), a los que -según el señor ministro- se ofendían porque no allanaron su morada, que reflexionen, porque socialismo es otra cosa: socialismo es libertad a pesar de las ministradas, y esas conductas de orden paternalista y sumisión voluntaria son el tentemozo de todo régimen de dictadura.Esa ley a la que pretende acogerse el señor ministro, al margen de su dudosa constitucionalidad, conculca todos los principios y métodos del socialismo democrático, que si bien desmitifica las promesas de cambio y revela su naturaleza de recambio a secas, coloca al ciudadano en la misma indefensión que padecía en el régimen anterior.
Y aunque solamente fuera porque el señor ministro conocía los entresijos tenebrosos del franquismo -naturalmente para quienes hubimos de sufrir las consecuencias de la ley y el orden de los bien nacidos (cantilena sobradamente conocida)- como secretario particular de un significado hombre del régimen, sería motivo más que suficiente para que un socialista
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derogase o, cuando menos, arrumbase la ley en cuestión.
Asimismo, deseo agradecer a usted y al editorialista de ese diario de su dirección la interpretación que han dado a los hechos, que -estoy seguro- compartimos cuantos valoramos la libertad por encima de subjetivas eficacias que en ningún caso se deben pasar por alto si no queremos que la democracia termine como el rosario de la aurora. .
Gracias, señor director, por esa voz del pueblo, que al menos por una vez tronó frente al poder sin el pueblo. /
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