Llegó el cambio

El Barça, al fin, ha aprendido a ganarle al Madrid. Le ha costado bastante más que a la selección española hacerse a la idea de que Polonia no era invencible. El deporte español está lleno de absurdos complejos. En el fútbol, hay diarreas estivales, en invierno, cada vez que en un torneo europeo sale la bolita de un equipo alemán. Para el Barça, el Madrid era casi un tabú. Nunca le ha perdido el respeto como han hecho en otras ocasiones otros clubes, como Joventut, Estudiantes y hasta Basconia.En la presente campaña, los barcelonistas no fueron capaces de ganar en Madrid un partido que diminaron casi hasta el final. Con menos miedo y más serenidad hubiera sido innecesario el encuentro de desempate. Al Barça le ha costado años conseguir un conjunto que, aunque fracasado en Europa, ha podido imponerse en la Liga a sus propias frustraciones. Por una vez ha conseguido aprovechar las debilidades del adversario, que son muchas y que ahora se han agravado.

La afirmación del Barça ha coincidido con el debilitamiento madridista, producto de unos fichajes poco afortunados. Los yugoslavos han traído al Madrid aires gélidos. O lo que es lo mismo, la pérdida de su personalidad luchadora y contragolpeadora. En la final, únicamente apareció el viejo espíritu de la casa blanca durante unos segundos. Para el Madrid, que ha prometido renunciar a la Copa del Rey, no queda otro recurso europeo que la Copa Korac. El Madrid ha creado su propio cambio.