Defensa del 'modelo soviético' en el Congreso del PCI a cargo de Armando Cossutta

Con la lectura de las conclusiones políticas que hará el secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI), Enrico Berlinguer, comienza hoy la última jornada del 16º Congreso del PCI. A partir de ese momento se entra en las decisivas votaciones relativas a las enmiendas presentadas y se pasa a la elección, a mano alzada, de los miembros del comité central. Ayer, el dirigente prosoviético Armando Cossutta reiteró su oposición a liquidar el aporte de la experiencia de los países socialistas y subrayó que el modelo soviético tiene que seguir siendo considerado como motor impulsor de la transformación social en Occidente.Mientras continuaban ayer las intervenciones en la tribuna congresual, proseguían las discusiones a puerta cerrada en el seno de las comisiones. La costosa puesta a punto de las enmiendas presentadas a los capítulos sobre democracia interna, política internacional y estatutos van a forzar una prórroga del congreso, que no podrá concluir sus trabajos con la elección del comité central hasta bien entrada la noche del domingo, o la mañana del lunes.

A pesar del secreto con que se desarrollan las deliberaciones, todo parece indicar que los cambios propuestos por Pietro Ingrao para profundizar la democratización del PCI son los que están provocando las negociaciones más laboriosas. Ingrao se resiste a modificar sus enmiendas para consensuarlas con la línea oficial.

En cuanto a la comisión de candidaturas para el comité central, la única información oficial es que la votación será a mano alzada, ya que no se ha conseguido el quorum necesario para forzar el escrutinio secreto.

Se ha filtrado, por otro lado, que Alessandro Natta, a petición propia, abandonará su puesto de número dos de la secretaría del partido para desempeñar la presidencia de la comisión central de control, órgano que vigila la aplicación de los estatutos y que es una especie de tribunal de apelación para dirimir conflictos.

Hablan los prosoviéticos

De las numerosas intervenciones en la jornada del sábado, la que levantó mayor expectación fue la de Armando Cossutta. Silencio total en la sala, sólo interrumpido en pocas ocasiones por tibios aplausos, mientras hablaba el jefe de fila de los prosoviéticos italianos. Pronto entró en polémica con el secretario general del PCI al referirse a la alternativa democrática que, según Cossutta, debe conducir a la superación del capitalismo, "un objetivo que se debe concretar, perseguir y alcanzar sin que baste sólo con proclamarlo". El meollo de su discurso, de abierta oposición, fue el ensalzamiento del papel que juegan los países socialistas "para que se desarrolle el necesario proceso revolucionario en Occidente".Aunque defendió la autonomía de cada partido comunista y el derecho a la crítica de la realidad interna y el comportamiento internacional del bloque del Este, Cossutta hizo una profesión de fe «hacia el papel de contrapeso que ejercita la URSS ante las acciones del capitalismo para imponer su dominio mundial".