Fallece la religiosa herida en la explosión del hospital de Tàrrega

La religiosa María Socorro Espiga, de 43 años, que sufrió quemaduras graves en la explosión que se registró el jueves en el hospital de Tàrrega, falleció a las nueve de la mañana de ayer en la Unidad de Qrandes Quemados de la residencia Valle de Hebrón de Barcelona. La otra religiosa herida, Juliana Zabalza Sololuce, de 58 años, seguía ayer tarde internada en estado grave.Según se supo ayer en Tàrrega, el escape de gas butano que originó la explosión pudo tener su punto de partida en un fallo humano o mecánico. A las 6.10 del jueves se originó la acumulación de gas en el interior de la caseta que alberga las seis bombonas industriales de butano, junto a la cocina del hospital.

A esta hora la cocinera y la hermana Juliana Zabalza tenían el fuego encendido en la cocina y al notar un descenso en la presión de la llama salieron a la caseta para conectar las tres bombonas suministradoras, ya que se trata de un sistema de batería de descarga simultánea, que supone el funcionamiento simultáneo de tres bombonas, mientras otras tres sirven de reserva.

A la persona que manipuló las bombonas se le quedó la tapa de una de ellas en las manos, comenzando así la fuga del gas. Alarmada, cerró la caseta y acudió a avisar a la madre superiora, que telefoneó al encargado del mantenimiento del edificio.

Mientras éste acudía, la religiosa, con ánimo de arreglarlo, abrió la portezuela de la caseta y el butano empezó a dispersarse alcanzando a la llama que débilmente ardía en la cocina, a unos diez metros de la puerta.