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El Gobierno español desea contribuir a frenar la carrera armamentista

"El nuevo Gobierno de España está dispuesto a contribuir con todos los medios que están a su disposición, al éxito de las negociaciones encaminadas a la adopción de medidas que permitan frenar la carrera de armamentos". Este es el compromiso español formulado ayer por el embajador Eduardo de Laiglesia en el comité de desarme de las Naciones Unidas, órgano integrado por las cinco potencias nucleares y 35 estados más en representación de todas las alianzas y bloques militares.El embajador De Laiglesia explicó, por otra parte, la actitud voluntarísta del Gobierno de querer "estrechar lazos" con el comité y, algún día, poder pasar de simple observador, estatuto que ostenta en la actualidad, a miembro titular. Mientras tanto, dijo, "tenemos intención de participar en los trabajos que se refieren a la prohibición de los ensayos nucleares, a la elaboración de acuerdos eficaces que den garantías a los estados no poseedores de armas nucleares contra el empleo o la amenaza del empleo de esas armas, a las armas radiológicas y a la prevención de la carrera de armamentos en el espacio ultraterrestre".

Armas químicas

Sin embargo, la intervención del embajador estuvo centrada en torno a las armas químicas, señalando que los progresos habidos hasta ahora eran "apreciables", que existían todavía algunas "dificultades técnicas", pero que era patente la voluntad política de llegar a un acuerdo y que el proyecto sobre la prohibición, producción y almacenamiento de armas químicas "está ya bastante maduro" y hay indicios para pensar que las negociaciones puedan concluir con éxito.La intervención del embajador De Laiglesia concluyó constatando que "no es posible eliminar la posibilidad de que se produzca la utilización (de las armas químicas) por un error de cálculo o a consecuencia de un accidente imprevisible. Si en el campo nuclear es éste uno de los grandes riesgos, no existe ninguna razón para que en lo que a las armas químicas se refiere, no pueda suceder lo mismo. Y si en lo que al armamento miclear concierne, la escalada es probablemente inevitable, el caso es también relevante si alguien en un conflicto emplea gases tóxicos. De aquí la importancia de que nadie esté en posesión de ellos".

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