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Unos comicios decisivos para Europa occidental / 3

Los democristianos de la RFA, seguros de su victoria

El canciller alemán occidental, Helmut Kohl, y los democristianos (CDU-CSU) están seguros de salir vencedores en las elecciones del domingo, día 6. La única duda que parece abierta aún es si la CDUCSU tendrá una mayoría absoluta de diputados en el Bundestag (Parlamento), lo que colocaría al presidente de Baviera, Franz Josef : Strauss (CSU), al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania. Un enviado especial de EL PAIS asistió en la ciudad de Augsburgo al único mitin conjunto que celebraron los líderes de los partidos gemelos, Helmut Kohl (CDU) y Franz Josef Strauss (CSU).

JOSE COMAS ENVIADO ESPECIAL Unas 4.000 personas llenaron el Palacio de Deportes de Augsburgo para presenciar el mitin de los primeros espadas democristianos. Público escogido que recibió una entrada de la organización local de la CSU de Augsburso, donde los socialcristianos bávaros (CSU) tienen una mayoría absoluta de votos.

Sólo a la puerta un puñado de manifestantes paseaban unos carteles con el eslogan Parad a Strauss y una pancarta con una cita en la que Strauss califica a Kohl de "incompetente para el puesto de canciller porque le falta la más mínima personalidad".

Cuando un grupo de seguidores de Strauss intentó agredir a los manifestantes, la policía impidió que la cosa pasase a mayores.

En la sala competían una orquesta berlinesa, estilo Glenn Miller y años cincuenta, con un grupo local especializado en música bávara.

Poco antes de la llegada de Kohl y Strauss, el público cantó y coreó una canción popular suaba que dice: "Escuchad, ¿qué viene de fuera?; alalai, alalao. Será el que yo más quiera, alalai, alalao".

Orden en la RFA

En el momento en que los oradores entraron por el fondo de la sala se inició la marcha de desfile bávara. El público aplaudía y coreaba frenéticamente a Kohl y Strauss. Sobre el escenario, un inmenso cartel dice: "Juntos para poner en orden Alemania. El 6 de marzo, CSU".

Entre el público hay muchos con bufandas con los colores nacionales: rojo, amarillo y negro. Algunos llevan en la solapa una col de plástico, clara alusión al canciller Kohl (col en alemán). Bajo la obligada jovialidad de los dos líderes democristianos se ocultaba a duras penas la desconfianza y poca simpatía. Mientras los asistentes ovacionaban a Kohl, Strauss revisaba en su asiento los papeles con actitud diferente. Cuando el discurso de Strauss se prolongaba hasta casi una hora, Kohl se revolvía en su asiento con gesto cada vez más molesto. Al final del discurso de Strauss, Kohl se aproximó rápidamente al micrófono para empezar el suyo, pero Strauss se levantó una y otra vez a recoger las ovaciones y no dejó que el canciller empezara a hablar.

Con el acceso a la cancillería, Kohl ha llegado a su meta, y todo parece indicar que el 6 de marzo será confirmado en su puesto. Esto le da a Kohl un cierto aire relajado y le permite discursear con soberanía, sin molestarse en atacar a su contrincante Hans-Jochen Vogel y los socialdemócratas (SPD) más que de pasada. Strauss tiene aire de figura trágica, de haber perdido su oportunidad a pesar de tener más talento político que su amigo Kohl.

El presidente bávaro conserva toda la pirotecnia verbal y el humor corrosivo de sus mejores días, hace reír al público con sus ataques contra Vogel y los socialdemócratas y abruma al auditorio con un aluvión de cifras. Sólo cuando se sienta, después de su discurso, produce la sensación de un viejo león derrotado y cansado con la cara enrojecida y la expresión abotargada. Strauss dice que el 6 de marzo está en juego la al ternativa entre la libertad y el camino hacia el socialismo, por un lado, y también si la seguridad militar, Hamburgo, Francfort, y las ciudades alemanas, será la misma que las norteamericanas o se irá hacia el neutralismo y la aproximación a Moscú.

Strauss anuncia que sólo trata rá en su discurso de temas de economía y dejará los de política exterior a Kohl, pero este político barroco y desmesurado no puede dejar de meterse en el campo en el que aspira a actuar después del 6 de marzo si las urnas le resultan favorables.

El ventrílocuo Palme

El líder democristiano bávaro habla de sus conversaciones con políticos socialistas europeos y dice que, con la excepción de Olof Palme -a quien califica de "ventrílocuo de Egon Bahr"-, no quieren que Vogel sea canciller, con Petra Kelly de ministra de Energía -y Bastian de ministro de Defensa (estos dos últimos dirigentes verdes).

Para apoyar su argumentación, Strauss recurre ampliamente al discurso del presidente francés, Mitterrand, en el Bundestag con motivo del aniversario del tratado franco-alemán, y le da las gracias por unas palabras tan claras de "patriota francés y europeo".

No falta la cita en latín de Strauss, sic transit gloria mundi (así pasa la gloria del mundo), referida a los socialdemócratas, que "encerraron en el guardarropa los conocimientos de economía y no saben donde dejarnos la llave".

Para Strauss, el SPD sólo puede llegar a un máximo del 42% de votos, y para gobernar necesitará a los verdes, "la mezcla del verde y el rojo da un gris amarronado". Strauss concluyó que "tenemos que conseguir que, contra nosotros o sin nosotros, no sea posible gobernar hasta fines de siglo".

Kohl habla más reposadamente que antes, no agita tanto su cuerpo, pero sigue con la mirada lejos y la frente levantada. Su discurso está lleno de tonos patéticos. Habló Kohl del abuelo de Silesia, que llegó con lo puesto al final de la guerra huido del Este y se puso a trabajar, "lo mismo que se le puede exigir a la joven generación: que el joven haga lo mismo que el abuelito".

El canciller habló de la familia, la célula básica de la sociedad, y de la autoridad necesaria sobre los hijos, de la generación joven sin trabajo, con el odio reflejado en sus caras, y concluyó con un llamamiento al optimismo.

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