_
_
_
_

Protagonismo y silencio en la vida política de Mota Pinto

Carlos Alberto Mota Pinto, el hombre que acaba de suceder a Francisco Pinto Balsemao a la cabeza del Partido Social Demócrata portugués, es una de las figuras más conocidas y, a la vez, más enigmáticas de la clase política portuguesa.A sus 47 años tiene detrás de sí una carrera política extraordinariamente compleja, llena de altos y bajos, donde los períodos de protagonismo alternan con misteriosos eclipses.

En la agitada historia portuguesa posterior al 25 de abril de 1975, Mota Pinto fue, sucesivamente, el primer líder parlamentario del Partido Popular Democrático -antigua denominación del PSD- en la Asamblea constituyente de abril de 1975 y se considera como uno de los padres de la Constitución de 1976.

Más información
Los socialdemócratas portugueses rechazan una coalición poselectoral con los socialistas

En el congreso de Aveiro, en diciembre de 1975, rompió espectacularmente con Francisco Sa Carneiro, presidente del partido, a quien acusó de ser un dictador, y presentó un documento titulado Plataforma socialdemócrata para el socialismo. Derrotado, abandonó el PPD con el ala izquierda del partido, pero se mantuvo en el Parlamento como diputado independiente.

Después de su elección para la presidencia de la República, el general Eanes escogió a Mota Pinto para formar parte de la Comisión Constitucional, cargo que abandonaría poco después para ser, como ministro de Comercio y Turismo, uno de los independientes del primero Gobierno socialista constituido por Mario Soares en junio de 1976.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Después de la caída del Gobierno, en diciembre de 1977, desapareció de la escena política para regresar, en octubre de 1978, como presidente del segundo Gobierno de iniciativa presidencial, que se mantuvo en funciones hasta agosto de 1979, a pesar de la violenta oposición de los sindicatos, de Mario Soares y de Sa Carneiro. El líder del PSD vio en Mota Pinto, y al parecer con bastantes razones, uno de los hombres que más activamente trabajaba para la creación de un partido presidencial.

Fue el nuevo presidente del PSD quien, en su búsqueda de la pacificación interna del partido, facilitó la reintegración de Carlos Mota Pinto, pero sin cargos políticos, situación en que se mantuvo hasta el domingo pasado. Curiosamente, no fue siquiera elegido delegado al congreso de Montechoro, que hizo de él el nuevo líder del PSD y su candidato a primer ministro. Nada, sin embargo, en el aspecto o en el comportamiento de Mota Pinto evoca al líder nato, el jefe carismático o el conspirador sutil.

Es tímido en el contacto personal, pero adopta en público una actitud mayestática y un hablar enfático que raya muchas veces en el ridículo. Pocas personalidades políticas han sido más despiadadamente caricaturizadas que el nuevo líder del PSD. Pero en Montechoro las bases rurales del PSD saludaban con admiración el discurso de Mota Pinto.

De momento, Mota Pinto está muy preocupado por deshacer la imagen poco simpática que dejó en la memoria colectiva de los portugueses los ocho meses de su presidencia del Gobierno.

Mota Pinto se justifica por "las tremendas dificultades del momento que se vivía entonces" y se deshace en elogios hacia Sa Carneiro, su más virulento crítico.

Quiere, "por patriotismo", regenerar la moral política y arrancar al PSD del pantano de ideas en que se encuentra. Rechaza las acusaciones de derechismo y recuerda que el PSD es un partido complejo, con muchas tendencias, donde tienen "mucho peso las ideas socializantes, en la línea de un Fernández Ordóñez".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_