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Los socialdemócratas portugueses rechazan una coalición poselectoral con los socialistas

Los socialdemócratas portugueses no aceptarán formar parte del Gobierno si no alcanzan la victoria en las elecciones legislativas de abril próximo. En su primer discurso como líder del PSD, Carlos Mota Pinto rechazó la posibilidad de un Gobierno de coalición con los socialistas.

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Protagonismo y silencio en la vida política de Mota Pinto

"Queremos el poder para ejercerlo, no para ocuparlo como se sienta uno en una silla y, sin victoria electoral, seremos oposición", dijo a los congresistas reunidos en la localidad de Montechoro el pasado domingo.Pero el no a un futuro entendimiento con los socialistas es más aparente que real porque el nuevo líder habló enseguida de la necesidad de la política de consenso con los demás partidos y también con el presidente de la República para asegurar la estabilidad de la gobernación del país, pero debe ser "un acuerdo de régimen y no un acuerdo parcial de Gobierno".

El líder fuerte que debía galvanizar el PSD, unirlo de nuevo en torno a una dinámica de victoria e inaugurar una nueva era en la política del partido y del país, se ha estrenado el domingo con un discurso débil, que dejó visiblemente insatisfechos a muchos de los presentes.

La elección del Consejo Nacional (Parlamento) del PSD, donde la nueva dirección estará en minoría y los gritos hostiles que saludaron, en la sesión final del congreso, la toma de posesión del número dos de la dirección, Eurico de Melo, líder del ala derecha, acentuaron el carácter precario y transitorio de la solución dada a la crisis interna del PSD.

Ajuste de cuentas

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En los corredores se hablaba de un congreso extraordinario después de las elecciones y de un ajuste de cuentas apenas aplazado por la necesidad de que el partido se presente unido para la campaña electoral que se abre dentro de dos semanas.El propio discurso de Pinto Balsemao era interpretado como una declaración de guerra más que como un testamento político y una frase del aún primer ministro, dirigida a los conspiradores que provocaron su caída, estaba en todas las bocas: "Quien a hierro mata, a hierro muere".

Balsamao, que tiene asegurado un lugar en el Consejo Nacional del PSD después de las elecciones, no aparecía como un vencido, sino, por el contrario, como un observador crítico y exigente de la conducta de los nuevos dirigentes en nombre de la defensa del partido.

Para la oposición socialista y comunista, los dirigentes del PSD han escogido los hombres que serán sacrificados para pagar la factura de la derrota electoral que se aproxima, con la esperanza de regresar dentro de unos meses como salvadores.

Pero para esta misma oposición, la maniobra está condenada al fracaso, porque el PSD ha entrado en el plano inclinado que lo llevará a transformarse en un pequeño partido liberal, si no a la completa desintegración como la UCD española.

Fue precisamente el sentimiento de que el partido puede ser, a corto plazo, el verdadero derrotado de este congreso, lo que llevó muchos de los adversarios internos de Mota Pinto y la propia ala izquierda a llamar a la unidad y a la tregua electoral.

Es de esperar, pues, un nítido endurecimiento de la precampaña electoral en curso.

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