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Un espía británico se hizo pasar por cristalero y desenmascaró a numerosos agentes del KGB

Soledad Gallego-Díaz

El servicio de contraespionaje británico, conocido por las siglas; M-16, consiguió introducir un topo en la Embajada soviética en Londres y desenmascarar gracias a él a un buen número de presuntos diplomáticos y funcionarios que trabajaban en realidad para el KGB. Cuatro de ellos fueron expulsados del país entre agosto de 1981 y enero de este año.

Gracias a la información del topo-cristalero fue posible expulsar a Victor Lazine, segundo secretario de la embajada de la URSS, al diplomático de la representación comercial VIadimir Zadneprovsky, al agregado naval Anatoly Zhotov y a Vladim;r Chernov, traductor del Consejo Internacional del Trigo.La información sobre este caso se ha filtrado ahora, posiblemente porque la imagen de los servicios de espionaje británicos se encuentra deteriorada por las recientes revelaciones sobre personalidades inglesas que espiaron a favor de la Unión Soviética y por los fallos cometidos durante la guerra de las Malvinas.

El M- 16 no había realizado un golpe tan espectacular desde principios de la década de los setenta, cuando consiguó atraerse a un funcionario soviético que le dio valiosa información sobre las actividades de sus colegas.

Contraespionaje

La historia del topo ha s ido descubierta por el diario The Observer, según el cual una de las personas contratadas en 1979 por la embajada soviética para renovar los cristales de todos sus locales era un agente del contraespionaje británico. Los soviéticos apalabraron con una pequeña empresa, al norte de Londres, trabajos por valor de 85.000 libras esterlinas (unos 17 millones de pesetas).Durante dos años, este individuo y los diez obreros de su equipo pudieron investigar cómodamente quiénes entre los 630 funcionarlos de la embajada trabajaban directamente para el KGB. Los empleados lograron descubrir y fotografiar coches que la policía inglesa no sabía que pertenecían a diplomáticos rusos y que, lógicamente, escapaban al control a que están sometidos rutinariamente todos los vehículos de la embajada.

En un autobús escolar

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Como en una novela de Le Carré, el vidriero, aparentemente indiferente a lo que le rodeaba, comprobó que todas las mañanas un funcionario soviético abandonaba los locales escondido en el autocar que llevaba a los hijos de los diplomáticos al colegio.El agente del KGB conseguía así moverse con entera libertad y viajar por el país sin despertar sospechas. Entre otros lugares, este espía frecuentaba una casa prefabricada que tenía alquilada en el condado de Surrey, base de sus operaciones para conseguir información en los alrededores.

Gracias al vidriero, el M-16 supo que los soviéticos espiaban en el cuartel general de los servicios de inteligencia, en Cheltenham, antes de identificar al doble agente Geoffrey Prime. El M-16 intentó también una operación de altos vuelos: el vidriero se hizo amigo de un agente ruso y se lo llevaba a beber a un pub.

Mediante bromas logró que otro espía británico sacara fotos cuando el ruso recibía aparentemente dinero del inglés.

La idea era comprometer al agente del KGB de forma que se viera obligado a pasarse al campo occidental. El periódico no revela si el truco tuvo éxito. Según los informes del topo, el jefe del servicio de seguridad de la embajada lleva su celo profesional hasta el extremo de acudir dos veces al día a los apartamentos particulares de las secretarias que trabajan en los locales diplomáticos para revisar personalmente sus pertenencias.

Tantas medidas de precaución no sirvieron de gran cosa, sin embargo, en el caso del equipo de obreros que renovaba y mantenía en buenas condiciones los cristales de Highgate.

Los trabajadores fueron sometidos al principio a un control muy riguroso, pero poco a poco los agentes encargados de vigilarlos fueron bajando la guardia, hasta el extremo de que algunos de los espías británicos consiguieron moverse con cierta libertad por el edificio y se supone que han logrado fotografiar algunos documentos y mapas así como descubrir el auténtico objetivo de los frecuentes viajes de vacaciones de uno de los miembros de la delegación comercial.

Identidad secreta

El alcance real del trabajo efectuado por el topo -cuya identidad era conocida sólo por cuatro personas del M-16- no se sabrá nunca con certeza. Los servicios de contraespionaje no facilitan jamás confirmación de sus operaciones y su trabajo se realiza en el más completo secreto. Incluso, la personalidad de su jefe máximo permanece siempre en el anonimato y no puede ser revelada ni en el Parlamento.Según The Observer, la operación fue el primer éxito del M-16 desde que el soviético Oleg Lyalin -que trabajaba como agente del KGB bajo la cobertura de la delegación comercial- desertara hace diez años y facilitara información suficiente para que el Gobierno británico expulsara a 105 supuestos agentes de la URSS.

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