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El Banco de Sabadell y las cajas negocian ser accionistas mayoritarios de Banca Catalana

El Banco de España mantiene negociaciones con el Banco de Sabadell y las cajas de ahorro catalanas sobre la posibilidad de que estas instituciones compren acciones de Banca Catalana, que en estos momentos se encuentran en poder del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), de cara a que se forme una nueva mayoría de accionistas, independiente del sector público, que se haga cargo de la gestión y administración de los bancos que continúen formando parte del grupo de Catalana. El ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, señaló hace días que "si hay una solución empresarial catalana, el Gobierno la apoyará", aunque reconoció que en este caso concreto estaba legitimado para ejercitar el derecho de tanteo.

Los intentos de los responsables del Fondo de Garantía por intentar encontrar posibles adquirentes de los bancos de Catalana se han visto dificultados por motivos de toda índole, entre los que destacan los componentes políticos que han rodeado esa crisis. Los primeros movimientos que se hicieron por salvar a los seis bancos, sin pasar por el Fondo de Garantía, fracasaron, dada la dimensión del agujero de Banca Catalana. Una vez que se ha producido la primera etapa del saneamiento, -reduciendo el capital de las acciones al valor simbólico de una peseta- se han asumido buena parte de las pérdidas por el FGD, y ya que se ha decidido segregar algunos de los bancos y venderlos por separado, por lo que parece que se puede empezar a pensar en encontrar una salida que entregue el menguado conjunto de Banca Catalana a otros accionistas.En estos momentos, en medios cercanos a la Administración se considera que una buena fórmula para Catalana sería que se formara un consorcio entre las cajas catalanas y el Banco de Sabadell que garantizara la mayoría de capital y empezara a aportar una nueva gestión que pusiera en rentabilidad a las entidades.

El Banco de España autorizó en su momento que la Caixa acudiera a la ampliación de capital aprobada tras la operación acordeón en la misma proporción que tenía antes de la crisis, el 7%. Aunque ni las cajas de ahorro ni el Banco de Sabadell mostraron en un principio interés por adquirir acciones de Catalana, todo indica que en las últimas semanas se ha producido un cierto replanteamiento y que, en la actualidad, se empieza a aceptar la necesidad de la entrada de estas instituciones. Las negociaciones, aunque se encuentran con dificultades, avanzan y se espera que en el mes de marzo pueda finalizarse con un acuerdo entre las partes. Encontrar un presidente del grupo que responda a las necesidades del futuro sigue siendo un escollo importante. Máxime cuando Rafael Termes, presidente de la patronal bancaria, volvió a declinar en los últimos días del año pasado, la reiterada petición por parte de altas instancias de Cataluña para que aceptara el cargo.

Cambio de estrategia

Las negociaciones que se llevan a cabo en la actualidad ponen de manifiesto un cierto cambio de estrategia por parte del Gobierno socialista. Por un lado, el ministro de Economía y Hacienda ha señalado que se podrá "ejercer el derecho de tanteo cuando no se vaya a coger una ruina" y cuando el Gobierno tenga que aportar mucho dinero en el saneamiento de las instituciones en crisis. Al tiempo, afirmó que cuando los bancos sean una ruina, y no los compren los demás, se procederá a su liquidación, siempre y cuando no se entremezclen razones políticas con tales decisiones.Pero lo básico parece encontrarse en el cambio de actitud respecto al papel que pueden y deben jugar las cajas de ahorro en el saneamiento de bancos en crisis. El programa socialista señalaba que no sólo no era deseable que las cajas tuvieran participaciones de capital en bancos, sino que se mostraba contrario a que se mantuvieran las existentes por entonces. Ello era una referencia explícita a la participación de la Caixa en el capital de Catalana. Si, al final, llegan a buen término las actuales conversaciones, no sólo se seguirá manteniendo esa participación sino que ésta habrá crecido de forma importante.

El tratamiento que se está dando a los bancos en crisis provoca en estos momentos críticas tanto dentro del propio Gobierno como de los grupos políticos y sindicales situados a su izquierda. La fórmula empleada en la operación de compra del Urquijo y las impresiones existentes sobre los futuros propietarios del Banco de Alicante y de Levante fueron objeto de discusión, aunque mínima, en una Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos en la que se decidió que el tema tenía tal trascendencia que merecía dedicar una sesión monográfica al tratamiento de los bancos en crisis. Por su lado, CC OO, en un comunicado, ha solicitado al Gobierno que, a través del Ministerio de Economía, informe sobre su política ante la crisis bancaria y que se paralicen las negociaciones para la venta de los bancos de Levante, Descuento y grupo de Banca Catalana.

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