La quiebra definitiva de una gran empresa
A la hora de la disolución, la situación financiera de UCD resulta más que desastrosa: sus únicos bienes en Madrid consisten en el cuarto piso de la calle de Cedaceros, adquirido hace algo más de un año al Banco Exterior, a pagar a plazos durante diez años, y del que tan solo se ha pagado uno de estos plazos.Parece obviamente poco para pagar las deudas contraídas en la última campaña electoral, deudas que ascienden en la actualidad a más de cuatrocientos millones de pesetas, de los que una buena parte fueron avalados por el ex responsable de finanzas, Alvaro Alonso Castrillo, marqués de Casa Pizarro. Contra lo que generalmente se piensa, los avales firmados por el ex secretario general, Iñigo Cavero, parecen ser escasos.
Del pasivo acumulado por el partido nadie parece, ni quiere, acordarse: aunque no existen datos conocidos fiables, se calcula en más de ocho mil millones la cuantía total de los débitos acumulados por el partido en cinco años de mala gestión financiera. Pero los bancos, que tras el 28 de octubre recordaron súbitamente las deudas que UCD había contraído, desde años antes, parecen dispuestos a olvidar con igual celeridad y engrosar el capítulo de fondos perdidos, una vez que el partido centrista ha optado por la opción que le estaba marcada. Así lo sugirieron anoche varios líderes de UCD, aunque sin llegar a decirlo expresamente.
Mientras tanto, las pequeñas deudas provinciales (proveedores, imprentas, alquileres ... ) se solventan como se puede: han empezado las conversaciones con el PDP, para que este partido, ahora en alza, "adquiera preferentemente" el mobiliario que ya no necesitarán las sedes locales centristas. En Sevilla, Jaime García Añoveros ha liquidado ya todos los bienes del que fue su partido; en Málaga, Francisco de la Torre, el responsable provincial, tiene algo más de veinte millones de pesetas en créditos avalados personalmente; en una importante capital, una computadora, adquirida por varios millones de pesetas, ha sido vendida (al PDP) por 200.000.. Ejemplos igualmente patéticos le multiplican: UCD cuenta aún con varios centenares de sedes, entre ellas el propio Cedaceros, donde aún trabajan veinte personas, y todo ello debe ser liquidado en un tiempo récord. Es la quiebra definitiva de lo que fue una gran empresa.
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