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La Administración socialista francesa pone en marcha la reforma bancaria

La Administración socialista francesa ha iniciado la reforma de la banca a partir de un proyecto del ministro de Economía, Jacques Delors. Más que de un cambio sustancial de las estructuras, se trata de una modernización de su funcionamiento. La reforma en marcha pretende, esencialmente, armonizar y democratizar el sistema bancario.

Una parte de la izquierda -pero no toda, ni mucho menos- continúa considerando que el control del crédito es la columna vertebral del socialismo económico.De aquí que esos ultras valoren como moderada la reforma que acaba de presentar el ministro de la cartera responsable, Delors.

Conviene recordar que, al inicio de su mandato, los socialistas en Francia nacionalizaron, o renacionalizaron, el 82% de la banca.

En la actualidad, en el sector privado quedan únicamente 77 bancos franceses que representan el 2% aproximadamente del total y un 6% de bancos extranjeros.

La reforma Delors tiende, globalmente, a que el crédito financie con más eficacia la economía gala.

Para ello se quiere trivializar el sistema de crédito, suprimiendo los privilegios de algunos bancos, y se desea igualmente reforzar el control del Estado.

La reforma se funda en cuatro ideas directrices.

Primera: armonizar las estructuras bancarias de tal manera que se vayan erosionando, poco a poco, los santuarios del ahorro, como lo son el Crédit Agricole, que recibe casi todo el dinero de este sector, u otros establecimientos semejantes.

Segunda idea reformista: democratizar el crédito, ampliando la representación del Consejo Nacional del Crédito, órgano decisorio como indica su razón social.

Más seguridad para los clientes

En tercer lugar, la reforma preconiza más independencia, en el sentido de que será creada una comisión bancaria independiente que garantizaría una mejor organización de la vigilancia de la profesión y más seguridad para la clientela.Por fin, cuarta idea reformista: descentralización del crédito con el fin primordial de favorecer el desarrollo de la pequeña y mediana empresa.

La banca francesa se conviene generalmente que está viciada por sus estructuras egoístas. Y su reforma ya quisieron llevarla a cabo los Gobiernos anteriores. Lo difícil es, y ha sido, modificar las costumbres. Por añadidura, se anota que la banca de este país ha sido beneficiaria hasta el año pasado.

A pesar de la nacionalización, su funcionamiento es el mismo que el de antes", afirma un banquero extranjero en París.

Todo ello explicaría la prudencia y el pragmatismo de los socialistas franceses que ahora gobiernan en París.

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