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Hierve la vieja revolución

AbcEn el diario EL PAIS, algún editorialista de conocido resentimiento vital denuncia como llamas de las viejas hogueras de la reacción a todo lo que sea limpio, claro, abierto y generoso. Para algunos no sirve la liquidación de la dictadura, ni la libertad recobrada, ni la Monarquía popular, ni la respetada Constitución, ni el orden social establecido. Han aplaudido todo esto durante unos años, pero no era su objetivo, sino su coartada. Porque aspiran a la revolución. A la vieja, estúpida, agria revolución social; Lo que quieren, y su resentimiento ya no lo oculta, es el desquite, la revancha, la venganza, la agresión, la quiebra del orden social. Por eso apoyan casi todo lo que sea corrosivo o disolvente de la sociedad, por eso disculpan a los partidos que cobijan al terrorismo, por eso están a favor casi sistemáticamente del delincuente y en contra del policía, a favor de las aberraciones y en contra de la normalidad. Su máscara de progresismo no oculta ya para nadie el propósito de desestabilizar el orden reinante y someter al ciudadano libre a los viejos dogmas de la revolución marxista, más represivos aún que aquellos otros de los que la sociedad española acaba de desembarazarse, con la prudencia, la moderación y el equilibrio que la Corona y el pueblo deseaban.

, 15 de febrero

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