Mariano Carro Asensio
que contaría ahora con 68 años de edad, se convirtió en inesperada noticia nueve años después de su muerte. Su esqueleto, vestido y rodeado de periódicos del año 1974, apareció en la habitación de un inmueble situado en el centro de Valladolid que iba a ser derribado. La casa estaba deshabitada desde hace muchos años y nadie se apercibió de que allí había fallecido una persona. Los familiares de Mariano Carro tampoco denunciaron su muerte, puesto que desconocían su paradero. Pocos minutos después. del hallazgo del esqueleto, y gracias a un libro de familia que estaba cerca, la policía vallisoletana localizó en Madrid a una de las hijas del finado, quien aseguró que su padre se había marchado de casa hacía dieciocho años y desde entonces nada habían vuelto a saber de él. La antigüedad del edificio abandonado y las características del hecho dispararon en seguida la fantasía popular. Pero no había nada de tesoros escondidos ni crímenes. Simplemente los restos de un solitario a quien le sobrevino la muerte cuando se refugió en un caserón deshabitado y ruinoso, informa Luis Miguel de Dios.
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