La polémica sobre el aborto
Ante la prisa, no suficientemente explicada, que tiene el Gobierno por despenalizar el aborto terapéutico, permítame expresarle las siguientes reflexiones.Dos son las razones primordiales que se arguye para legalizar la noble matanza de inocentes. Puesto que estaba en el programa socialista, es lógico que se cumpla. Ante este primer razonamiento nada tengo que objetar. Pero sí, y mucho, ante el segundo. Durante las pasadas elecciones el partido socialista obtuvo diez millones de votos, y, por tanto, de abortistas. Por favor, señores del Gobierno, este es un falso y débil argumento, que se cae por su propia base.
Dejando aparte que resulta bochornoso y hasta humillante que para justificar ciertas leyes dudosas se nos refresque la memoria constantemente con los votos obtenidos, como si no hubiera otros arguumentos más contundentes, sería oportuno, analizar, siquiera someramente, por qué muchos votaron por el cambio sin ser socialistas, del mismo modo que elegir un programa político no implica necesariamente estar de acuerdo en todos sus puntos.
Si el bipartidismo se hizo lamentable realidad -soy contrario a la opinión del señor Fraga- el pasado 28 de octubre fue sencillamente porque muchos votantes no tuvieron otra alternativa más atrayente, originándose una confrontación entre derecha e izquierda que impulsó a muchos por el cambio que hacía falta, aun a costa de que algunos puntos del programa no les gustasen, especialmente el del aborto. /
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