Polémica por una subvención del Ayuntamiento de León a un club de fútbol

La mitad del presupuesto de deportes del Ayuntamiento de León será destinado en 1983 a sufragar las pérdidas del equipo de fútbol local, según un polémico acuerdo adoptado por la Comisión Municipal Permanente, con la oposición de los concejales socialistas y comunistas. El Ayuntamiento entregará dos millones y medio de pesetas como subvención a la Cultural y Deportiva Leonesa, que actualmente milita en los últimos puestos de la Segunda División B, para que pueda cubrir gastos, al menos durante dos meses, y eludir algunas de las deudas acumuladas.La subvención fue aprobada por seis votos, de UCD y AP, contra cinco del PSOE y PCE, a instancias del portavoz aliancista, José Panero, hermano de un antiguo presidente del club y ex vicepresidente él mismo. Según un periódico de su propiedad, el acuerdo municipal responde a un compromiso anterior del alcalde, Juan Morano (UCD), que había prometido aportar de las arcas municipales el equivalente a lo recaudado en una reciente suscripción popular para salvar al equipo. Los socialistas, por su parte, acusan a este último de utilizar los fondos municipales con fines electoralistas, dejando en una situación difícil a la corporación que resulte elegida en las elecciones de mayo.

Recientemente todos los grupos políticos se habían pronunciado a favor de limitar los gastos del Ayuntamiento a sólo un 25% del presupuesto, hasta el mes de abril, con el fin de evitar ese riesgo. Sin embargo, según el portavoz socialista, Maximino Barthe, varias partidas presupuestarias han sido ya gastadas en un porcentaje muy superior, y otras, como la de material de sanidad y mobiliario, lo han duplicado para colocar papeleras o amueblar bibliotecas. El alcalde es una de las tres personas designadas por su partido para negociar con AP un posible pacto electoral de cara a las municipales.

La polémica sobre la subvención al equipo de fútbol leonés tiene como precedente otras similares por entregas de dinero al mismo club (un millón de pesetas del Ayuntamiento y del sueldo del propio alcalde, que había renunciado a él), el encargo de un paso de Semana Santa a instancias de este, "para que representara al Ayuntamiento", y los continuos déficit en las fiestas patronales, que, en ocasiones, llegaron a ser del 30%.