Fraga y la izquierda

El señor Fraga escribió el otro día en este periódico, beneficiándose del respeto hacia todas las opciones políticas de que EL PAIS hace gala. Puede darse por satisfecho, porque ese respeto del que fue directo beneficiario no fue precisamente su norma de conducta durante su pasado franquista, y en contadas ocasiones lo ha sido durante su presente supuestamente demócrata.El señor Fraga descalificó a la izquierda, considerándola como algo agotado, como algo que no tiene ya nada que ofrecer. Yo difiero de su punto de vista porque entiendo que es todo lo contrario: ha sido la derecha/derecha (como diría Umbral) la que ha estado en el poder desde siempre, y ha sido ella la que nos ha dejado un país en muy mal estado (política de privilegios, corrupción administrativa, infraestructura aparatosa e inservible, Fuerzas Armadas sin renovar y sin sanear, represión, etcétera). Así, es la derecha la que no tiene nada que ofrecer, la que ha explotado todas sus fórmulas, la que ha demostrado su capacidad o su incapacidad, la que recientemente ha sido rechazada por diez millones de votos. Por todo esto, es la izquierda la única opción política en condiciones de ofrecer esperanzas, de ofrecer unos juicios de intenciones, y no de resultados, porque todavía no ha tenido tiempo material para obtenerlos, evaluarlos y responder de ellos. Y es que ni ha tenido tiempo ni lo tendrá en estos cuatro años para arreglar lo que ha sido estropeado despiadada, sistemática e interesadamente en los cuarenta años/cuarenta siglos (vuelvo a remitirme a Umbral) de derecha en España, y en los que Fraga estuvo presente.

En otro orden de cosas, le diré al señor Fraga que la derecha, como tantas otras cosas, no es valiosa por el simple hecho de mantenerse y durar (más o menos mal), ni son válidos ciertos valores tradicionales, morales, familiares e institucionales que la derecha propugna y que ya es hora de cambiar. También se mantienen y duran en el mundo el hambre, la guerra, el odio, el egoísmo, y nadie piensa en ello como en algo valioso. Y es triste que alguien como el señor Fraga se mantenga y dure en el panorama político español, porque no se mantiene por su valor intrínseco, sino por las piedras y el bronce que lo sostienen (o mármol y oro).

No quiero entrar en más detalles de su artículo, porque no hay una sola línea que resista un análisis serio. Quiero añadir que me indignan las políticas y filosofías baratas que hablan de diablos, selvas y Semanas Santas, y que me preocupan las políticas y filosofías interesadas que olvidan que los golpistas también son enemigos de la sociedad. /