EI trasatlantico 'Achille Lauro' abandonó Tenerife después de permanecer un año retenido por impago de deudas
El barco trasatlántico italiano Achille Lauro, que había permanecido un año retenido por diversos embargos en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, zarpó del mismo el pasado sábado, al satisfacer sus armadores parte de las deudas contraídas en Canarias. El buque intentará ahora recuperar su condición de estrella en largos cruceros turísticos. Aunque otros barcos han sufrido embargos tan prolongados como éste en la historia de la navegación, pocos buques de pasajeros dedicados al recreo, como el Achillle Lauro, han visto antes interrumpida su actividad de esta manera.
Altos directivos de la casa Lauro, cuyo propietario falleció recientemente coincidiendo con el hundimiento de su naviera, visitaron días pasados Tenerife para ultimar las gestiones y preparar la marcha del famoso buque. Según informaciones que fuentes de la consignataria prefirieron no confirmar, la citada campaña italiana ha pagado alrededor de cuarenta millones de pesetas a CEPSA y unos veintisiete millones a la Junta de Obras del Puerto de Santa Cruz de Tenerife.El Achille Lauro, con capacidad para más de 1.300 plazas y más de 37 años de historia, había arribado al puerto tinerfeño el 23 de enero del año pasado para hacer escala en un crucero turístico que concluía en el puerto de Tilbury, en el Reino Unido, para el que había sido contratado a la flota Lauro por la agencia internacional TFC. Un Juzgado de Tenerife no permitió que zarpara debido a la orden de embargo que pesaba sobre el barco, como consecuencia de una deuda de 39 millones de pesetas no abonada por la naviera a una compañía alemana de contenedores.
Fue el primero de una serie de embargos contra el barco que le impidieron abandonar hasta el sábado el puerto canario. Una empresa comercial griega, la Compañía Española de Petróleos (CEPSA) y la propia tripulación del trasatlántico, que no había cobrado parte de sus, salarios, actuaron judicialmente durante este tiempo contra la naviera venida a menos. La flota Lauro, que fue intervenida por el Ministerio de Hacienda italiano, vio acumular sus gastos de estadía en Tenerife, cuyo pago reclamó la Junta de Obras del Puerto.
A instancias de ésta, la delegación provincial del Ministerio de Hacienda en Santa Cruz de Tenerife había iniciado el expediente de subasta del llamado barco azul, valorado en mil millones de pesetas.
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