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Reportaje:

París, la gran rival de Barcelona para ser sede olímpica en los juegos de 1992

J. J. FERNANDEZParís, la sede casi decidida, en lugar de Niza, por el Comité Olímpico Francés, para aspirar a organizar los Juegos Olímpicos de 1992, se perfila como la única ciudad con entidad para ser rival de Barcelona. Su proyecto parece inferior al de la Ciudad Condal, pero cuenta con el único motivo suficiente para contestar, dentro del olimpismo, al quinientos aniversario del descubrimiento de América, esgrimido por la capital catalana: el centenario de la gestación del primer congreso olímpico, promovido por el barón Pierre de Coubertin.

La decisión sobre la sede de 1992 se tomará en septiembre de 1986 en Lausana (Suiza). El plazo de presentación de candidaturas finaliza el 31 de diciembre de 1985.La inflación de papeles en cualquier asamblea o reunión olímpica suele ser enorme. No sólo se registran las ponencias y conferencias de las actividades programadas, sino que se añaden muchas más, imprevistas o que se refieren al pasado y al futuro. Ayer mismo, además de la emotiva entrega de las medallas ganadas en 1912 y retiradas después al legendario Jim Thorpe, todos los delegados de los distintos comités olímpicos nacionales tenían en su poder los proyectos de presentación de Barcelona y París como candidatos a la organización de los Juegos de 1992. La noche anterior se habían ocupado de enviárselos a las respectivas habitaciones del hotel Biltmore, histórico escenario que vivió, en 1927, la creación de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas.

El libro Barcelona pretende los Juegos de 1992, editado el pasado mes de abril, viene ilustrado en sus cubiertas por dos originales de Antoni Tápies. El de París juega con la ventaja olímpica de una fotografía de Pierre de Coubertin. La candidatura española, sin embargo, como han afirmado ya varios de los representantes de los países iberoamericanos, tiene todas las de ganar, por mucho Coubertin que esté por medio. Conviene no olvidar que los Juegos de 1988 serán en Seúl (Corea del Sur), porque el bloque hispano, muy numeroso, ya decantó decisivamente el resultado a su favor, en contra de la japonesa Nagoya.

Siempre el dinero

La Asamblea de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales no continuó en su segunda jornada con los informes de los Juegos de Los Angeles y Sarajevo, así como los principios de la distribución del dinero a los que participen en los Juegos. Para asistir a las reuniones, en las que teóricamente no se permite la entrada a la Prensa, suelen ser muy útiles los olvidos de las acreditaciones de algunos delegados. También lo es comprobar el nulo conocimiento geográfico de que hacen gala los servicios de seguridad, pues usar la acreditación de Botsuana para estar presente en la gran sala renacentista no implica necesariamente tener que pintarse de negro.

Respecto a la seguridad existente en las reuniones, como anticipo de lo que puede suceder después en los Juegos, no parece en absoluto suficiente, pues está únicamente atendida por compañías privadas. La promesa de Ronald Reagan de una ayuda federal en este tema parece ser la solitaria garantía de que no se produzcan sorpresas desagradables estilo Munich-72, aunque sea a costa de desatender el resto del país.

En la jornada de ayer, primera también de la comisión ejecutiva del Comité Olímpico Internacional (COI), comenzó el debate oficial sobre la carestía de los precios previstos por el Comité Organizador de los Juegos de 1984 (LAOOC). Las protestas de primera hora de la mañana fueron abundantes, especialmente por parte de los países africanos. Varios llegaron a decir que no pagarían más de veinte dólares por atleta y día, en lugar de los 45 pedidos por el LAOOC. Miembros de éste se han ido entrevistando con cada presidente de los comités olímpicos para saber sus opiniones. Ya se han dado cuenta de que deberán bajar la tarifa si no quieren verse en familia durante los Juegos. El representante colombiano, por ejemplo, habló de veinticinco dólares, y nunca los veinte días que pide la organización, sino los que esté el atleta para competir. En caso contrario, sólo desplazará los seis atletas que paga la ayuda del COI.

El LAOOC, que ha jugado fuerte en este tema, no tendrá inconveniente, según uno de sus miembros, en rebajar la cifra inicial, porque perder dos millones de dólares (de ocho a seis, más o menos), que sería la merma, no le supondrá un grave problema. Cabe recordar que el ingreso fundamental de los Juegos, una vez más, vendrá a través de la televisión. ABC pagará, o está pagando ya, 250 millones de dólares (unos 30.000 millones de pesetas) por los derechos. Y no perderá dinero, pues dentro de las doscientas horas de retransmisiones, para empezar, incluirá diez minutos de publicidad para cada una, y la tarifa por minuto ha quedado establecida en más de cincuenta millones.

Los organizadores, sin embargo, tratan de conseguir la mayor cantidad de dinero posible, pues el alquiler de las instalaciones, aunque sea más económico que construirlas (sólo han construido dos, y porque las han pagado marcas publicitarias), será una gran sangría. Las universidades, sin ir más lejos, dejarán sus residencias y campos, pero no de forma altruista. El negocio es el negocio, y conviene no olvidar que la propuesta presentada por el LAOOC (norma habitual en el municipio de Los Angeles) sobre si los ciudadanos estarían dispuestos a pagar más impuestos para sufragar parte de los gastos de los Juegos fue rechazada por más del 70% de los votos.

Dos ejemplos de que los propietarios de instalaciones aprovecharán el acontecimiento son los del Convention Center y el Memorial Coliseum. El primero, que será el centro de Prensa durante los Juegos, ha sido alquilado por el LAOOC, sólo el local, por 737.000 dólares (unos noventa millones de pesetas), por un período de algo más de cuarenta días, entre el 5 de julio y el IS de agosto; los Juegos se desarrollarán entre el 28 y el 12. El Memorial Coliseum, sede principal de las ceremonias de apertura y clausura, así como de las pruebas de atletismo, cobrará por unos pocos días más que todo el dinero junto pagado por los equipos de fútbol americano que lo han utilizado: el de la Universidad Californiana del Sur (USC), antes, y el Los Angeles Ralders, ahora.

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