_
_
_
_

300.000 personas visitaron durante las fiestas de Navidad la exposición de belenes en el parque del Retiro

Un centenar de imágenes del Niño Jesús, entre papeles pintados; maderas labradas, musgo y niños que contemplan atónitos las figuras, han representado durante las Navidades madrileñas la ilusión de más de ochocientos muchachos entrados ya en los cincuenta años, que gustan de llamarse, sencillamente, miembros de la Asociación de Belenistas. Ni cortos ni perezosos, los miembros de la asociación, en 48 horas, han montado una exposición de nacimientos, con un centenar de miles de figuritas, de todos los tamaños, los colores, los países y los nombres. La exposición, que se clausura hoy, la han visitado alrededor de 300.000 personas.

La muestra cuenta con figuras que van desde los tradicionales Reyes Magos hasta los no menos acostumbradas y lógicas de san José y la Virgen, el Niño o el pastor de turno, sin olvidar a Herodes, la Anunciación o los secos ríos de envoltorios de chocolate plateados.La exposición, como cada año, ha atraído a los madrileños. Las vacaciones escolares, los permisos en la empresa, los descuidos en el gobierno de la casa y el constante descanso tras muchos años de trabajo han posibilitado que niños, padres, madres y ancianos recorran la muestra belenista que cobija el pabellón de los Jardines de Cecilio Rodríguez en el parque del Retiro.

Entre villancicos y niños, los belenistas parecen volver a una infancia que nunca perdieron del todo. Son años y años trabajando las figuras, los colores, los más inexplicables recursos para montar el Belén, que recuerde ya no se sabe muy bien si el principio de la era cristiana o la primera representación de aquel nacimiento en Judea, pensada por san Francisco de Asís.

El primer belén

Corría el siglo XIII, cuando el fundador de los padres franciscanos pensó que, en Nochebuena, era un buen momento para que todos los hombres del lugar, con animales, los imprescindibles niños y una imagen bendecida del que fuera salvador para la fe cristiana representaran en vivo, recordaran el conocido pasaje bíblico.En 1923 llegó el momento preciso para el santo. La cueva de Greccio sería el pesebre. El resto lo pondría la Orden, que se encargaría de propagar la idea, la representación del nacimiento de Jesucristo. Y dice la tradición que aquella noche, mientras un sacerdote decía la misa -Francisco de Asís aún no estaba ordenado-, la imagen del niño se hizo carne y hueso y brotó en ella la vida durante la celebración. Leyendas aparte, el rey de Nápoles recogió la nueva idea francisca cuatro siglos más tarde y la promocionó en su reinado. El monarca se obsesionó, llenó su reino de representaciones en Navidad y llegó la noticia a la Península, que, papista por encima del mismo obispo de Roma, integró a sus fiestas de finales y principios de año el motivo del Belén: no en balde, el soberano de Nápoles se llamaba Carlos III de España.

Después, todo sería repetir cada diciembre los mismos cánticos, degustar los tradicionales dulces y montar el nacimiento de cualquier forma, porque, según José Galán, secretario de la Asociación de Belenistas, "sólo se necesita imaginación y paciencia para construir un nacimiento". Y debe de ser cierto. Los hay de papel normal, de papel de periódicos, hasta del higiénico. Cualquier material sirve: plastilina, barro, pan, hilo, calabazas. Nacimientos que, ante los incrédulos visites, muestran que se pueden hacer figuras de punto, ganchillo, o cualquier otra materia, con "sólo paciencia e imaginación".

Uno de los principales atractivos de la exposición lo constituye, según los propios visitantes, la colección de una veintena de cajas de ochenta centímetros de profundidad en las que se representan con miniaturas distintos pasajes de la Natividad llamadas dioramas. Son verdaderas obras de arte labradas en madera y de cerámica, pequeñas figuras del nacimiento que pueden oscilar. entre las cincuenta pesetas y las 10.000, según las construya un artesano o un belenista de la asociación, como Carlos Rodríguez, uno de los más representativos creadores de belenes, que trabaja de conserje en el museo Sorolla de Madrid.

Una virgen embarazada

La exposición, organizada por la asociación y el Ayuntamiento de Madrid, cuenta con una de las dos fuguras de nacimientos menos conocidas del repertorio tradicional de los belenes: una imagen de la Virgen, acompañada de san José, que busca infructuosamente posada en la ciudad de Belén, a punto de dar a luz."La verdad es que una virgen embarazada no es nada usual en los nacimientos", según José Galán, "de hecho, sólo existen, que conozcamos nosotros dos figuras de estas características: una la que tenemos en la exposición y otra en el nacimiento del convento de los Padres Redentoristas, en la calle de Manuel Silvela, 14".

Sin embargo, los niños parecen interesarse más por los tradicionales belenes. "Es que estas cosas son mejores que las que tenemos en casa". Los niños, como cada año, entendieron la infancia de los jóvenes de la Asociación de Belenistas. En diciembre de 1983, otra exposición igual conmemorará el nacimiento en Judea o, quizá, la representación de san Francisco.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_