_
_
_
_
Reportaje:Marbella, después del 'robo del siglo'

El gran golpe

Sigue sin conocerse la identidad de los ladrones ni la cuantía del botín

ENVIADO ESPECIALAunque viva cien años más, al comisario jefe de Policía de Marbella, Fernando Godoy, sesenta años cumplidos, cuyo hobby es precisamente la electrónica, no se le olvidará el día 27 de diciembre de 1982. Era el día en que estrenaba el cargo, porque al anterior jefe, Antonio Pascual, le habían destinado a la Jefatura Superior de Policía de Bilbao como jefe de servicios. Aunque probadamente madrugador -era hasta entonces segundo comisario-, Godoy tuvo sólo unos minutos para llegar al despacho de la primera planta, justo en el chaflán del primer pasillo, antes de que le espetasen el bombazo de una sola vez: Desvalijadas las 186 cajas de seguridad de la sucursal principal del Banco de Andalucía en Marbella.

Más información
Paraíso de delincuentes

Sólo unos minutos tardó en presentarse en la calle de Ricardo Soriano, 32, el tramo de la travesía de la carretera de Málaga a Cádiz donde están agrupados la mayoría de los bancos de Marbella, y en hacerse cargo de la situación. Los ladrones -después se pudo establecer, tras un estudio minucioso de todas las operaciones que llevaron a cabo durante su larga estancia en el interior del banco- habían entrado al edificio a través de unas oficinas independientes del propio banco donde.está situada la central dé proceso de datos y unas habitaciones en obras (la puerta no está blindada, curiosamente), y tras practicar un agujero o butrón se plantaron en la zona .noble de la sucursal, también en el primer piso, donde se encuentra la oficina del director y la sala de juntas, entre otras instalaciones.

La propia policía no ha podido establecer la hora de entrada de los autores del robo, pero el cálculo de las 32 horas y los restos relativamente recientes de botellas de agua y cerveza (consumieron gran cantidad, a causa del fuerte calor reinante en la pequeña antesala de la caja acorazada, que tardaro veintidós horas en forzar con sopletes de oxígeno) y de comida permiten establecer que saliero entre el mediodía y la tarde del domingo, por lo que bien pudieron comenzar el trabajo en la noch del 24 al 25 de diciembre. De las declaraciones de los vecinos del inmueble (hay también un estudio de arquitectura, la consulta de un dentista y un centro de acupuntura en el edificio, de siete plantas) se desprende que ninguno oyó el má mínimo ruido. Que eran verdaderos profesio nales lo abona el hecho de qu desconectaron sin equivocaciones el complejo sistema de seguridad del banco: sensores de aproximación, de percusión y térmicos, además de circuitos de seguridad con cables de ruptura para hacer saltar la alarma en caso de que no se sepa cómo manipularla -es una especie de clave secreta-, aunque no había sensor microondas destinado a detectar la existencia de objetos móviles. Sí había un acumulador de energía para el caso de un corte del suministro eléctrico. El banco cumplía de sobra las normas de seguridad legales. También desconectaron la alarma local de la sala de cajas de seguridad (una puerta blindada. marca Fortis con un trampón de emergencia para el hipotético caso de bloqueo, ambas de veinte centímetros de espesor con chapas de acero y capas de hormigón). Fue el trabajo más duro. Los expertos le calculan veintidós horas. Otras ocho o nueve les llevó desvalijar con palanquetas, picos y picoletas, con una limpieza extraordinarias una a una, las 186 cajas de seguridad. Un trabajo casi de artesanos. El otro detalle definitivo de la profesionalidad de los ladrones lo muestra el hecho de que estudiaron con calma las joyas que hIbía que desechar, así como los objetos de plata que sobrecargarían las bolsas. También la totalidad de los documentos. Un notario levantaba acta de los mismos, abandonados en el suelo, el mismo lunes.

La inocentada al abonado número 134

A Antonio García, propietario de la caja de seguridad número 134, jubilado de casi setenta años residente en Marbella, le dieron el martes 28 de diciembre la inocentada de su vida. Por la mañana había conectado Radio Nacional, el programa De costa a costa, y se enteró del robo del Banco de Andalucía en Marbella. No le dio excesiva importancia porque casi al mismo tiempo había oído cómo un supuesto profesor francés (en realidad era el humorista Forges) dialogaba con el director del programa, Luis del Olmo, sobre cuestiones tales como que Cristóbal Colón era en realidad francés y cosas semejantes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

"Me pareció un programa un tanto idiota en el que le preguntaban a un francés una serie de cosas que comentaba en plan humorístico, e incluso le pidieron su opinión sobre la mafia que había asaltado el banco. Se lo dije a mi mujer, que tiene guardadas aquí las joyas, y me dijo 'acuérdate que hoy es el día de los Inocentes, el 28'. Luego, cuando me enteré de la realidad, me vine aquí, al banco, a ver si había habido suerte y mi caja había quedado sin desvalijar. Pero me enteré de que no, en absoluto", comentaba desolado el mismo martes a este enviado especial en el vestíbulo del banco. "El valor de lo mío lo calculo entre medio millón y 750.000 pesetas. Casi todo eran joyas que le he ido regalando con gran esfuerzo a lo largo de todos estos años y alguna que ella ya tenía".

Antonio García es una de las excepciones por cuanto no responde al propotipo de propietario de las 186 cajas de alquiler desvalijadas. Sin embargo, su aspecto provocaba una infinita conmiseración. Tenía todo el aire de un hombre derrotado, aunque en realidad saldrá casi a la par porque el seguro del banco cubre con 500.000 pesetas a cada uno de los propietarios robados. "Pero a mí ese dinero no me hace nada, porque me han robado la ilusión de muchos años", decía.

Era, por ejemplo, la antítesis de Felicci Cultrera, otro de los damnificados, italiano, viva imagen de triunfador en la vida a sus cuarenta años, elegante, aspecto atlético, color tostado. Según confesó había sido perjudicado en treinta millones de pesetas. No debió de afectarle mucho económicamente, porque el mismo miércoles tomó el avión a Madrid, pernoctó en el hotel Barajas, junto al aeropuerto, y el jueves 30 salió en avión hacia un país centroafricano para pasar la Nochevieja y el principio de año. El día 5 regresará a Marbella.

Cultrera, un apellido bastante común en la isla de Sicilia, donde las familias mafiosas tienen su principal caldo de cultivo, no se lo pensó dos veces al reunir a los periodistas en la misma puerta del banco y comunicarles que ofrecía 100.000 dólares (doce millones largos de pesetas) a quien diese a la policía pistas suficientes para recuperar el patrimonio que tenía guardado en la ca a de alquiler del banco y que él valoró en 250.000 dólares (más de treinta millones de pesetas). A pesar de tener su residencia oficial en Marbella desde hace tiempo, Cultrera, que vive en una bonita residencia a las afueras de Marbella, mantiene la costumbre de manejar las cifras de dinero en dólares. "Es cierto que ofrezco una recompensa alta, pero las joyas, esmeraldas y relojes eran recuerdos de familia, de mi madre en su mayoría, y tienen un valor sentimental por encima del valor económico", dice.

El diario italiano Il Messagero publicaba el jueves pasado una información de unas seiscientas palabras desu corresponsal en Madrid, en la cual se planteaban numerosas dudas sobre el gesto de Cultrera, entre ellas la de si el italiano residente en Marbella no se

El gran golpe

habría arrepentido de haber manifestado esto a la Prensa, ya que ahora podría ser perseguido por el fisco italiano, con su ministro de Hacienda, Francesco Forte, a la cabeza.El caso del americano y la francesa

Víctor O Tapiero, un constructor americano casado con una francesa, lamentaba su mala suerte. Hacía sólo unos días que su mujer había heredado dos millones de francos (cuarenta millones de pesetas) en joyas y otros valores. Los había ingresado en su caja fuerte y allí estaban. El miércoles 29, junto a bastantes damnificados más, hacía cola en la pequeña comisaría de Marbella para denunciar el caso junto a marbellíes y otros españoles residentes en la zona. El constructor O Tapiero y su esposa fueron los únicos que sufrieron dos veces el impacto del robo. Acudieron el martes por la mañana al banco y se les informó del hecho. Según sus declaraciones se pasaron todo el día acomodándose a su nueva situación de arruinados hasta que al ver el telediario de las nueve de la noche tuvieron un nuevo sobresalto: la televisión mostraba cómo la caja 107, de la que son propietarios, estaba aparentemente cerrada. Era la única. Pasaron la noche en vilo y fueron los primeros en entrar en la sucursal el miércoles. Todo en vano. Había sido forzada como las demás. A la señora O Tapiero se le saltaron las lágrimas. Su tren de vida depende de la investigación policial, en la que manifestó tener una gran fe.

Jaime de Mora y Aragón, un personaje típico de la costa del Sol, hermano de la reina Fabiola de Bélgica, demostró una flema típicamente británica. Fue de los primeros en acudir al banco tras el robo. Perfectamente trajeado, con bastón y clavel rojo en la solapa, lo primero que hizo fue felicitar las fiestas al periodista cuando éste inició el diálogo. Se había dicho en diversos mentideros bancarios que tenía depositadas joyas y valores por valor de unos ochenta millones de pesetas, además de una pequeña colección de aguafuertes de Goya.

El conocido residente en Marbella ni confirmó ni desmintió la noticia, y se limitó a decir que "estos ladrones me han hecho mucha pupa, demasiada". Jaime de Mora, uno de los decanos de las cajas de alquiler, cliente del Banco de Andalucía desde su implantación en Marbella hace ahora unos quince años, no dudó en decirle al director provincial del banco, su amigo personal Francisco Merchán, anterior director de esta sucursal: "Paco, quiero que me destines la primera de las cajas que se pongan en funcionamiento".

Este buen perder no era compartido, antes al contrario, por otros clientes del servicio, como Soisic Viriot, que alterna su residencia en Marbella con frecuentes estancias en Madrid, donde posee un chalé que también ha sido robado hace poco tiempo. Joyas principalmente era lo que guardaba en su caja de alquiler. "Los socialistas y Felipe González pueden estar muy satisfechos del grado de delincuencia al que hemos llegado", fue su único comentario.

Tampoco estaba contento Francesco de Perlac, conde de Perlac, director del hotel Meliá Don Pepe, otro de los personajes más conocidos de esta zona de la costa del Sol. Declaró a una emisora de radio que no le parecían suficientes las medidas de seguridad del Banco de Andalucía en Marbella. Documentos importantes -se especuló que entre ellos estaba su título de conde-, joyas de su esposa y una cubeirtería fueron algunas de las cosas que declaró tener en su caja de seguridad, alquilada desde hace años.

El actor Gerard Barré, protagonista de DArilagnan; Carlos Alvarez, un conocido agente inmobiliario; el propio abogado de la sucursal bancaria; la súbdita francesa A. N., que también fue visitada por los ladrones en su mansión de Marbella; un conocido joyero y un médico con muchos años de residencia en la costa son algunas de las personas cuya identidad ha podido vencer al secreto bancario que aplicaron con todo rigor los directivos del banco, uno de los cuales, el subdirector general, Marcelino Martínez, opinó abiertamente que "hubiéramos preferido con toda sinceridad que hubieran robado en la caja fuerte del banco". Los ladrones debieron suponer que la cifra era muy baja, como en realidad se supo después: menos de veinte millones de pesetas.

El banco no indemniza

EL PAIS no ha podido confirmar si efectivamente la caja número 12 estaba alquilada por el juzgado de Marbella y en ella estaban depositadas joyas procedentes de requisas.

Los directivos del banco se acogieron al secreto bancario para eludir las identidades de los expoliados. En cambio facilitaron un dato que cortó de cuajo todas las especulaciones que surgieron de inmediato al conocerse la noticia del robo relativas a la posibilidad de que el capital árabe -jeques incluidos- que está sosteniendo en cierto modo la crisis turística que se detecta en la zona desde hace algún tiempo pudiera haberse visto afectado. El dato es que prácticamente todas las cajas están alquiladas desde hace diez años, época en la que los petrodólares no habían asomado aún por Marbella, junto con el retrato robot del damnificado: extranjero en un 70% -preferentemente inglés, belga y francés-, no famoso a nivel de revista de corazón, rico aunque sin exageración y residente antiguo en la zona. El resto, una buena parte de españoles de otras zonas y un pequeño porcentaje de personajes de la vida local marbellí.

Francisco Merchán, director provincial del Banco de Andalucía, presume de que conoce personalmente a los 186 clientes y asegura que pasó la peor noche de su vida la víspera de tener que enfrentarse a los clientes para contarles la verdad del robo. "No podía dormirme y me pasé toda la noche viendo partidas de golf en el vídeo antes de echarme al bolsillo de la chaqueta un ejemplar exactamente igual al que firmaron los 186 clientes de las cajas de seguridad en el momento de alquilarla.s", dijo.

Sin reclamaciones

Este enviado especial vio uno de los contratos, en el que en su cláusula séptima (tiene nueve) dice textualmente: "El banco quedará exonerado de toda responsabilidad ante cualquier tipo de daño con relación al contenido de la caja derivada de toda clase de siniestro: incendio, inundación, etcétera, así como robo".

Esta cláusula invalida cualquier tipo de reclamación judicial, en opinión de Francisco Merchán., "y la prueba de ello es que hasta ahora no se ha presentado ninguna". Se sabe que tanto el director de la sucursal, Francisco Yélamo, como el subdirector, Juan Solano, el propio Merchán y el subdirector general del Banco de Andalucía, Marcelino Martínez, atendieron amablemente a todos los clierites que acudieron al banco, pero lo primero que hicieron fue ensefiarles los contratos que habían firmado y que estaban en posesión del banco. En los mismos se establecen las normas de funcionamiento de las cajas (entre ellas la apertura de las mismas bien por muerte del titular, por inspección periód:ica, etcétera), se estipula también una única indemnización en los casos como el ocurrido por la cantidad de 500.000 pesetas, fruto de un concierto entre el banco y una compañía aseguradora. Unicamente los que hubieran suscrito un seguro especial por su cuenta tendrán derecho a la indemnización, siempre que demuestren la posesión de lo declarado. "Creo", dice Francisco Yélamo, "que son muy pocos, por no decir ninguno, los que suscribieron este seguro". En cualquier caso, siempre media la dificultad de demostrar las pertenencias justo en el momento en que se produjo el siniestro, porque las entradas y salidas a la caja son libres, y únicamente está presente un empleado del banco.

El paisaje humano del barrio alto, donde está la pequeña comisaría de Marbella, a pesar de sus casi 100.000 habitantes de hecho (sin contar los turistas de estación), se llenó estos días, entre otras gentes distintas.

Había que verlos, generalmente el titular de la caja y su pareja, mayores en su mayor parte, con el toque de distinción y la superioridad que da el dinero, entrar por la puerta de la dependencia policial y preguntar dónde se denunciaba el robo del banco, patinándoles a algunos las erres, mal defendiéndose otros con el spanglish, y la mayoría con la sorpresa de pasar por la situación de denunciar su propio estado de ruina en un ambiente verdaderamente extraño para su mundo de ex ricos en muchos de los casos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_