Impedir el 'contagio' de la revolución sandinista, obsesión de la Casa Blanca
"No comment", dicen, lacónicamente, en los servicios de Prensa de la Embajada de EE UU en Honduras, al preguntarles por las revelaciones de la Prensa norteamericana sobre la guerra secreta contra Nicaragua. Mantienen, lógicamente, el mismo silencio que la Casa Blanca o el Departamento de Estado. Quitan hierro al asunto de la importante presencia, norteamericana en tan pequeño país, debido a la.posición geopolítica de Honduras y al riesgo de un conflicto por intervención de Nicaragua contra Honduras, en caso de exportación violenta del modelo sandinista.Curiosamente, el hombre clave de toda la política de la Administración Reagan en Centroamérica se encuentra también en Honduras. John Negroponte, el embajador de EE UU en Tegucigalpa, es, al mismo tiempo, hombre de confianza del equipo duro de la política centroamericana en el Departamento de Estado. Un equipo dirigido por el subsecretario Thomas Enders, en el que se integran, en altos cargos, incluidos el propio Enders y Negroponte, muchos funcionarios que estíivieron destinados en las.embajadas de Saigón y Laos durante la época de la guerra de Vietnam.
"No habrá un nuevo Vietnam"
"No, no habrá un nuevo Vietnam en Centroamérica", explican sonrientes en la Embajada de EE UU en Tegucigalpa. Consideran una coincidencia que los periodísticamente denominadas Vietnam boys de la política centroamericana sean veteranos del Vietnam. "Era una época de gran actividad en Indochina y muchos diplomáticos pasaron por allí". Pero comparar lo que ocurrió en Vietnam con lo que pueda pasar en Centro améric a es valorado como "un análisis fuera de orden porque las condiciones son muy distintas".
Los cuatrocientos funcionarios de la Embajada de EE UU en Tegucigalpa hay que desglosarlos, por otra parte, en los servicios políticos, los miembros del Cuerpo de Paz o los funcionarios de la Agencia para la Ayuda al Desarrollo. Oficialmente, a nivel militar, no hay más agregados que en otras embajadas, aunque los cálculos cifran la posible presencia de cien consejeros militares norteamericanos en Honduras.
John Negroponte, considerado como el virrey de EE UU en Honduras, sitúa la economía como primera prioridad del Gobierno de Suazo Cordova. Por lo demás, según declaraciones al diario El Heraldo, de Tegucigalpa, Negroponte opina que es la guerrilla la que destruye las condiciones para un desarrollo económico en Centroamérica. "La causa principal de la violencia, el terrorismo, y la guerrilla", dice Negroponte, "la podemos encontrar en las cartillas revolucionarias de Lenin y no en los deplorables estados de pobreza y miseria, cuando éstos sólo pueden encontrar respuesta en los sistemas democráticos y pluralistas".
En el hotel Honduras Maya, en Tegucigalpa, mientras fuertes medidas de seguridad protegían la estancia del ministro del Ejército israelí, el general Ariel Sharon, en la piscina descansaban los jóvenes pilotos de helicópteros norteamericanos que cumplen misión en El Salvador. Dos semanas de misión para una de descanso, aunque las condiciones son diferentes de lo que fue Vietnam.
Sharon llegó a Tegucigalpa de manera inesperada, el pasado 6 de diciembre, a los dos días de la entrevista Reagan-Suazo Cordova. Visitó instalaciones militares, acompañado del general Alvarez, y se fue sin que nadie sepa a ciencia cierta cuál ha sido la cartera de pedidos. La Prensa habla del futuro suministro de aviones de caza Kfir (fabricados en Israel bajo el mismo esquema que los Mirage V franceses), para potenciar militarmente a Honduras, que cuenta ya con la principal fuerza aérea de la zona.
Rifles Galil y ametralladoras Uzi podrían completar el envío, sin olvidar la oferta de Israel a Costa Rica (país que no tiene ejército, pero que potencia a su Guardia Civil) de las armas recuperadas por Israel a los palestinos durante las batallas en Líbano.
Israel llega a Centroamérica sin que EE UU tenga nada que ver en el asunto", dicen en el Departamento de Estado, en un momento en que Argentina, al menos oficialmente, decide anunciar lo que nunca reconoció de antemano: la presencia de instructores militares argentinos en Honduras. No citan a los instructores argentinos de "la Escuela de Comando y Alto Estado Mayor", en Tegucigalpa. Intercambio, por otra parte, que no tiene nada de particular si se recuerda que el jefe de las fuerzas armadas hondureñas, el general Alvarez, estudió en la Escuela Militar de Buenos Aires.
Por último, dentro de la situación general en Honduras, hay que citar el problema humano de los refugiados: 15.000 salvadoreños, 10.000 nicaragúenses y otros 10.000 guatemaltecos.
"No pasarán", dicen en Nicaragua
"No pasarán", 'Eden, agente del imperialismo, no pasarás", son consignas pintados en las paredes de Managua, la capital de Nicaragua, que ilustgan la permanente tensión en que viven los nicaragüenses ante las amenazas y choques en la frontera con Honduras, y también con Costa Rica, por parte de miembros de la oposición armada contra el régimen sandinista.
La contra, los contrarrevolucionarios, como les llaman en Manágua, se fragua en tres frentes diferentes, desde que los sandinistas erroca on al dictador A nastasio Somoza, en julio de 1979. En la inhóspita zona noroeste, donde la comunidad de indios miskitos, agrupada en parte por el líder Steadman Fagoth pide un estado miskito y rechaza la política de reagrupación practicada por los sandinistas. Otro frente lo capitalizan los cuatro o cinco mil ex guardias somocistas, financiados por el panente de Somoza, el multimillonario Luis Manuel Palais de Debayle, que actúan en las áreas fronteras bajo la tolerancia del Ejército de Honduras y el apoyo de la CIA estadounidense. Por último, el tercer frente lo reúne en Costa Rica el ex miembro de la Junta sandinista, el célebre Eden Pastora, popularmente conocido como el comandante cero.
A las presiones exteriores los sandinistas deben sumar quizá la más grave, a largo plazo, para el régimen. El malestar de una población que no desea el retorno de los dictadores somocistas, pero duda de la viabilidad del proyecto sandinista. "El alto nivel de desempleo, la falta de divisas, el racionamiento de una serie de productos básicos y la radicalización ante la Prensa y la Iglesia, son problemas más graves, a largo plazo, que la guerrilla somocista", explica un periodista nicaragüense.
El programa sandinista se basa en tres pilares: el pluralismo político, la empresa mixta y el no alineamiento. Sin embargo, el cariz tomado por la revolución pone en duda el cumplimento de tales objetivos. "Somoza robaba y quería er poder, los sandinistas son honrados pero también quieren el poder", explica el periodista nicaragüense.
Reconoce los logros positivos del, Gobierno sandinista, como la alfabetización, el reparto de tierras de las fincas de Somoza, el control de alquileres. También la hipoteca de la herencia, en lo económico de la deuda de 1.600 millones de dólares dejada por Somoza, e incrementada en otros 1.500 bajo el Gobierno de la Junta sandinista.
"Se quejan del racionamiento de la gasolina los que nunca tuvieron coche; se quejan de que sólo hay una libra semanal de azúcar, blanco por persona -el negro no está racionado- cuando la mayoría de familias no necesitan más", replica otro periodista de la agencia Nueva Nicaragua, partidario del cambio político marcado por la Junta sandinista.
Argumentos y contraargumentos no alivian las críticas al régimen, sumadas a la constante tensión de que la guerra puede ser para mañana. Los periódicos publican páginas enteras de reportajes en el frente, con victorias constantes sobre la contra. Hay movilización popular y acusaciones contra Estados Unidos y Ronald Reagan, cuando 75 niños miskitos, que eran trasladados de la conflic. tiva zona fronteriza con Honduras, perecieron en un accidente de helicóptero, quizá atacado por los somocistas.
Con el apoyo de la Virgen
"O se radicalizan o aflojan", comentan los nicaragüenses críticos hacia la Junta sandinista. Recuerdan las tensiones con la Iglesia y el fervor popular expresado en la gritería, la festividad de la Concepción de María, el pasado 8 de diciembre. "Nicaragua de María, María de Nicaragua", gritaba la gente por los barrios de Managua, con ribetes de eslogan político. "Se siente, se siente, la Virgen está presente", era otro de los eslóganes que recordaba al "se siente, se siente, el pueblo está presente", gritado en la época de las manifestaciones contra el dictador Anastasio Somoza. Por oirá parte, el comandante Daniel Ortega, coordinador de la Junta, repartía regalos a los niños en Managua, y otros miembros de la Junta participaban en los actos de la gritería a la Virgen.
La relación entre la Junta y la Iglesia pasó por momentos duros el pasado mes de agosto. Llegaron a la agresión contra el arzobispo de Managua, monseñor Obando y Bravo, uno de los hombres, que, junto con el diario La Prensa, aglutina la oposición interna contra la Junta sandinista. Hoy la situación se ha relajado y la Junta espera que el papa Juan Pablo II incluya a Nicaragua en su itinerario por Centroamérica.
"La revolución creó muchas espectativas y estamos en el buen camino para llevarlas a término", replica a las críticas Aldo Díaz, director político en el Ministerio de Asuntos Exteriores. "Lo que pasa", añade, "es que Ronald Reagan quiere destruir la revolución sandinista". Recuerda que la Junta sandinistá no nacionalizó empresas, distribuyó a los campesinos sólo las tierras de Somoza y familia, puso énfasis en la educación y prepara un programa electoral para 1985.
"Comenzó a hablarse de contrarrevolución", dice Díaz, "cuando Washington dotó de fondos secretos las actividades antinicaragüenses de la CIA, equipando y. entrenando a los ex guardias somicistas". Considera que la estratagia intervencionista de EE UU está dando los resultados contrarios que esperaba Reagan. "Hemos conseguido un notable apoyo en el voto para el puesto de Nicaragua en el Consejo de Seguridad de la ONU, simpatía en todo el mundo democrático y estímulo, popular para el Frente Sandinista".
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