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La población de Moron evacuó la ciudad ante el peligro de explosión de 40.000 kilos de gas.

Morón de la Frontera, una población sevillana de 30.000 habitantes, vivió ayer una de las peores jornadas de su historia como consecuencia del incendio originado en la fábrica extractora de aceites de orujo Tomás Espuny, que amenazó con provocar la explosión de cinco calderas que contenían 40.000 kilos de gas hexano, lo que hubiera producido una explosión de incalculables consecuencias. Cuatro trabajadores de la empresa resultaron heridos, uno de pronóstico gravísimo.

La confusión y la histeria fueron las notas dominantes entre la población moronense hasta que, pasadas las 20.30 horas, el fuego se dió oficialmente por extinguido, avisándose a los vecinos que habían huído al campo sobre la conveniencia de regresar a sus hogares, una vez garantizada la seguridad. Durante las horas anteriores, las autoridades municipales y de Protección Civil habían ordenado la evacuación del sector urbano más próximo al lugar del siniestro como medida precautoria, pero el movimiento de esta parte de la poIblación y el desconocimiento del alcance real del peligro provocó una situación de alarma generalizada que hizo que miles de vecinos abandonaran sus hogares.Algunos casos de histeria se sucedieron durante toda la tarde, provocando la evacuación voluntaria numerosos accidentes de tráfico, mientras que otras personas eran atendidas en los centros sanitarios víctimas de ataques de nervios.

En Morón era general ayer el comentario indignado de la gente sobre la presunta falta de seguridad de las instalaciones donde se originó el incendio.

En las tareas de evacuación y extinción del fuego colaboraron, junto a los organismos oficiales de la provincia y del municipio, efectivos de la Cruz Roja y de los parques de bomberos de Sevilla capital, Alcalá de Guadaira, Dos Hermanas y Utrera, así como de la base aérea ubicada en el término municipal de Morón. Numerosos radioaficionados y vecinos voluntarios prestaron igualmente su colaboración. En algún momento llegó a pensarse en instalar a los evacuados en las localidades próximas y en la propia base militar, aunque el riesgo de explosión en el caso de que las llamas llegasen a las cinco calderas de hexano fue disminuyendo paulatinamente.

Anoche, a última hora se había iniciado una operación casi desesperada de búsqueda de miembros de algunas familias, especialmente niños y ancianos, que se habían perdido de sus allegados en los momentos de desconcierto producidos durante todo el día. No obstante, el pueblo fue volviendo a la normalidad, aunque el saldo en víctimas del siniestro ha arrojado cuatro trabajadores heridos en los primeros momentos. Se trata de Cristóbal Nuñez Verdugo, de 49 años, que se encontraba anoche en estado gravísimo en la residencia sanitaria García Morato, de Sevilla, con quemaduras que afectaban al 97% de su cuerpo; su hijo, Manuel Nuñez, de 20 años; Francisco Bocanegra, de 28, y Andrés Mulero, de 43, los tres últimos con herdias de carácter grave y también internados en el mismo centro sanitario.

Pasada la medianoche, el jefe de Protección Civil, Rafael Sánchez Leda, informaba de que aún se desconocía cual era la causa exacta de la explosión que dio origen al incendio, limitándose a indicar que, por algún motivo desconocido, se había producido una acumulación de gases en el depósito de hexano.

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