Favorable acogida a las gobernadoras

Dos mujeres tienen ahora en sus manos sendos gobiernos civiles, los de Palencia y Segovia. Una tercera será nombrada mañana delegada del Gobierno en Cantabria. En Lugo iban a contar también con una mujer como primera autoridad de la provincia, la médica María Luisa Poza, de Pontevedra, casada y madre de tres hijos. Declaró que le gustaba el cargo y que estaba contenta, pero renunció a él "por motivos familiares".La primera gobernadora civil desde el restablecimiento de la democracia ha sido Rosa de Lima Manzano, una burgalesa que estrenó el cargo de primera autoridad de Palencia gestionando una entrevista con el ministro de Trabajo a los trabajadores de Humet Hidráulica, que estaban encerrados en apoyo de sus reivindicaciones. Esta mediación contribuyó a que le dispensaran una acogida favorable.

Cristina Martín-Bustamante, asistenta social, 32 años, madrileña de Chamberí, casada y madre de dos hijos, era, hasta su nombramiento como gobernadora civil de Segovia, vocal de la Junta Municipal de Tetuán. Militante del PSOE desde 1977, al igual que su marido -éste es miembro de la ejecutiva de la Federación Socialista Madrileña y, según su hijo Marcos, de ocho años, "pasa de todo esto"-, declaró no sentirse asustada ante su nueva responsabilidad, porque "el distrito de Tetuán tiene 170.000 habitantes y en Segovia no vive tanta gente".

En el acto de toma de posesión de Cristina Martín-Bustamante el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, le dijo que "el nuevo Gobierno socialista se está tomando muy en serio la participación activa de la mujer en tareas de gobierno". La gobernadora le respondió: "Cuando treinta o cuarenta mujeres estén ocupando cargos de responsabilidad en el Gobierno, ya no se dará tanta importancia a que una mujer sea nombrada gobernadora civil". El principal problema que ha encontrado en Segovia es "la falta de democracia participativa. En el Gobierno Civil no existía, por ejemplo, oficina de reclamaciones".

Alicia Izaguirre, de cincuenta años, profesora mercantil, separada y con tres hijos de 14, 22 y 23 años, sólo conoce Cantabria por alguna visita turística a sus playas y acepta con tranquilidad el nombramiento, que será oficial mañana. De origen panameño -su padre fue maestro exiliado tras la guerra civil- desde los tres años vive en Logroño.