Entre Gibraltar y Marruecos
Desde las pasadas elecciones legislativas, importantes factores de política interna y exterior añaden nuevos interrogantes sobre Ceuta y Melilla
El punto de arranque para trazar un apunte de la situación actual de las dos ciudades españolas del norte de Africa es la comparación entre los resultados de las elecciones del 28 de octubre pasado y las de 1979: en Ceuta, el PSOE obtuvo este año 11.678 votos; la coalición encabezada por AP, 7.674; UCD, 1.870, y cantidades menores, el resto de los partidos, entre los que sobresale el Partido Nacionalista Ceutí, con 1.785. En Melilla, la diferencia a favor de los socialistas fue mayor: 11.375 contra cerca de 5.000 de AP y una cantidad inferior a la mitad de esta última por UCD. Cada una de las ciudades cuenta con un diputado y dos senadores, que también son socialistas porque en la Cámara alta se mantuvieron las proporciones. En 1979, en Ceuta hubo 11.020 votos para UCD, 7.502 para el PSOE y 1.669 para AP. En Melilla, 9.035 electores tuvieron los ucedistas, 3.750 los socialistas y 848 los aliancistas.¿Cómo explicar la barrida de los socialistas en estas dos plazas militares, tradicionales reductos de la derecha más conservadora no sólo por la importancia excepcional que tuvieron durante el alzamiento de Franco y otros generales en el año 1936, sino por el peso decisivo de la numerosa población militar en la vida cotidiana y del dinero en forma de centenares de bazares que soportan prácticamente el ciento por ciento de la economía de las dos ciudades? Especialmente en Melilla, donde Ricardo de la Cierva se presentó como candidato al Congreso por esta ciudad sin haber tenido relación alguna con ella salvo alguna visita ocasional.
Tan seguro estaba de su victoria De la Cierva que, tras visitar Melilla en verano, llegó a la ciudad unos días antes de la campaña, se hospedó en el parador nacional -construido sobre una colina que domina la ciudad y el puerto en la época en que el jefe de su partido, Manuel Fraga, era ministro de Información y Turismo-, hizo campaña con el lema de que Melilla tenía un lugar privilegiado en su corazón y en el de España, obtuvo casi tres veces menos votos que su oponente. socialista José Luis Estrada y abandonó la ciudad en un avión el día 29 de octubre sin abonar el importe de¡ hotel. La agrupación local hubo de hacerse cargo de la factura.
Miguel Angel Roldán, senador socialista por esta ciudad, asegura que Ricardo de la Cierva dijo al irse: "Los militares me han traicionado". Fraga terminó de arreglar las cosas al afirmar, según reprodujo el diario local El Telegrama de Melilla, que "De la Cierva no ha salido porque los soldados han preferido votar al PSOE". En Melilla hay una guarnición de unos 9.000 hombres, de los que sólo tienen derecho al voto cerca de 1.500 jefes, oficiales, suboficiales y agentes de orden público, porque los soldados que hacen allí el servicio militar son forasteros y únicamente pueden votar por correo. La frase está aún sin rectificar.
"Esto no es un reducto de la derecha"
Los alcaldes de Ceuta y Melilla, Ricardo Muñoz y Rafael Ginel (los dos de UCD), tienen una teoría muy clara sobre los resultados de octubre, aunque, para empezar, el primero de ellos no está de acuerdo con el planteamiento general. "Eso de reducto de la derecha no es más que un tópico. Ni más ni menos que otras muchas ciudades españolas", dice, aunque, bien mirado, si hubiera querido -UCD tiene mayoría aplastante en el Ayuntamiento- las cuatro calles principales de Ceuta, las de José Antonio Primo de Rivera y su prolongación Falange Española (que nunca fueron llamadas por su nombre, sino por el tradicional de calle Real), General Franco (paseo de las Palmeras) y Calvo Sotelo (La Marina) hubieran recuperado su nombre de toda la vida. Aunque es sólo un ejemplo.
Rafael Ginel, liberal de la cuerda de Antonio Garrigues, que quizá no termine el mandato como alcalde porque está pensando en irse del partido, es aún más tajante: "El Gobierno, y sobre todo el partido, lo han hecho tan mal que han logrado que no se pudiese votar a UCD. Aun así en Melilla se logró el 14% de votos cuando la media nacional fue de la mitad aproximadamente".
Como Ginel, Ricardo Muñoz cree que los resultados conseguidos en Ceuta y Melilla no son más que el reflejo de¡ cambio en todo el país, "motivado entre otras cosas por el tremendo desgaste de¡ partido del Gobierno". Muñoz es menos claro que Ginel -que afirma que "UCD nos dejó tirados en Melilla"-, pero tampoco se presentará a la reelección de 1983.
"Para ser sinceros, nosotros", señala Francisco Fraiz, diputado del PSOE por Ceuta, "pensábamos que íbamos a conseguir el diputado de Ceuta y el de Melilla, según estudios del partido, y como mucho un senador por cada ciudad. Nos hemos visto desbordados por los resultados, aunque en los estudios posteriores hemos llegado a la conclusión de que ambas poblaciones, por las características especiales tanto de Ceuta como de Melilla, son extremadamente cautas a la hora de hacer manifestaciones verbales y, en cambio, se han expresado con toda claridad en las urnas de forma individual".
Para los representantes locales de Alianza Popular, "los resultados para nosotros son un éxito mayor que para los socialistas, porque hemos crecido mucho más proporcionalmente y porque ahora está claro que vamos a ganar las siguientes elecciones".
Militares no significados políticamente contactados por este enviado especial -oficiales, en su mayoría, que prefieren guardar su identidad, aunque consta en EL PAIS- coinciden en las líneas maestras de las causas de la derrota de la derecha, incluido UCD. "En Ceuta y Melilla no se han podido hacer peor las cosas. Ha habido declaraciones rimbombantes en el sentido de que las ciudades son españolas y de que se defenderá esa españolidad con las armas si fuera necesario; declaraciones que tranquilizan mucho a la población, pero que no van seguidas de medidas efectivas en cuanto a la vida cotidiana. En Ceuta y Melilla se tiene la sensación constante de que el Gobierno y el país entero se han olvidado de estas ciudades. Nosotros lo vemos en los cuarteles por los soldados que llegan a hacer su servicio aquí de todos los rincones de España. Llegan con un desconocimiento total. Tenemos la sensación de que ceutíes y melillenses quieren sentirse gobernados. Algo similar ocurre en los cuarteles. Es muy significativo el voto de los militares".
A favor del PSOE
Si en Melilla la población militar y de las Fuerzas de Orden Público con derecho al voto es cercana a los 1.500 hombres, en Ceuta, con una guarnición de unos 11.000 militares, los electores son casi 2.000. De las 36 mesas electorales de esta última ciudad, los militares votaron en siete distintas, según su empadronamiento. De su estudio resalta, por ejemplo, el hecho de que en la número 23, donde votaron mayoritariamente los destacamentos de Guardia Civil y Policía Nacional, el resultado fue de 551 votos a favor del PSOE y 184 a favor de AP. "Las condiciones de vida de estos hombres son duras, con sobrecarga de servicios, viviendas indignas, fuerte carestía de la vida. Eso inclinó la balanza de forma decisiva hacia el PSOE", según Francisco Fraiz. En la mesa 18 (suboficiales), el PSOE ganó por un voto, y en las números 14 y 19 (también suboficiales), la victoria fue para AP, en una con veintiséis votos de diferencia y en otra con una ventaja superior. En las mesas en que votaron jefes y oficiales, el triunfo fue claramente para AP, con una diferencia de dos a uno con respecto al PSOE.
Según el secretario de organización de los socialista en Melilla, "perdimos en todas las mesas electorales en que votaron los militares, pero en todas ellas con diferencias inferiores a cien electores, cuando en las pasadas elecciones nos barrían por trescientos o por cuatrocientos votos. En una rebajamos la cifra hasta cinco votos. La conclusión que hemos sacados analizando minuciosamente los votos, y esta conclusión es buena también para Ceuta, según mis noticias, es que entre un 35% y un 40%. de los militares nos han votado".
Para la mayoría de los observadores, junto con el cambio preconizado por los socialistas, la causa del vuelco del mapa político hay que buscarla en la diferencia entre la Ceuta y la Melilla oficiales y la Ceuta y la Melilla reales. Como dice el senador Roldán: "Cuando los socialistas dijimos que defenderíamos Ceuta y Melilla con las armas no nos referíamos únicamente a los límites de las dos ciudades. Eso está muy claro. No hablábamos de una Melilla en abstracto, como hace la derecha, que no se preocupa más que de los desfiles de los militares y de poner muchas banderas de España. Con todos los respetos hacia los militares y hacia la bandera, lo que al melillense y al ceutí le preocupa más, por ejemplo, es que su cartilla de la Seguridad Social sirva para algo y no tenga que irse a la Península para ser operado, si es que no se muere antes si la enfermedad es grave; que los convenios colectivos sean homologados a los del resto del país, porque aquí no hay ni CEOE; que tengan una vivienda digna, y que Melilla y Ceuta no se queden incomunicadas cada vez que haya temporales en la zona del Estrecho y en la del cabo de Tres Forcas. Eso es españolizar estas ciudades".
Asegurada como está la defensa de Ceuta y Melilla, incluida en la Constitución con un plan militar conocido como la operación Ballesta (véase información aparte), la llamada política de Estado en estas plazas africanas de soberanía está muy pegada a la política local y la influencia en este capítulo ha sido negativa para el partido del Gobierno y para la derecha, porque ceutíes y melillense no olvidan el contenido de un libro blanco redactado por AP en 1976 en que se decía que habría que negociar en su día con Marruecos la soberanía de las dos ciudades. Aunque a fuerza de oír las reivindicaciones marroquíes, ceutíes y melillenses se han vestido con una especie de piel de elefante insensible a los alfilerazos (las declaraciones del rey Hassan II), el pinchazo de AP, rectificado urgentemente, es como si se les mentase la madre a los habitantes de las dos plazas africanas. Algo similar a otra torpeza de Alfonso Guerra en un congreso en Torremolinos en 1977, según comenta el alcalde ceutí Ricardo Muñoz, cuando dijo que estaba muy claro que los habitantes eran españoles, aunque podría ser discutible el territorio.
Comerciantes, militares y moros
Basten algunos ejemplos, aunque en los capítulos segundo y tercero de este trabajo se estudiará más detenidamente la realidad actual de las dos plazas de soberanía españolas. En Ceuta, con 78.000 habitantes de derecho, sólo hay dos anestesistas. Uno civil y otro militar. Hay un solo hospital, de la Cruz Roja, sin apenas cirugía especializada. Hay un sólo otorrinolaringólogo, y en general la cartilla de la Seguridad Social sirve para poco en Ceuta.
La situación es similar o incluso y peor en Melilla, también con un solo hospital, que en realidad era en un colegio que se convirtió en hospital de campaña durante la guerra de Africa y se quedó como tal, con 135 camas, casi siempre ocupadas por marroquíes que se apuntan a la beneficencia municipal. El Ejército ha dispuesto un helicóptero de forma permanente para el traslado de enfermos a la Península, aunque en Melilla se da la paradoja de que hay en la ciudad cien médicos, casi todos ellos de medicina general, que se dedican casi exclusivamente a pasar consulta a los millares de marroquíes de la provincia de Nador -donde está el enclave melillense-, la más pobre del país sin ninguna infraestuctura sanitaria en más 150 kilómetros a la redonda. Es la más alta concentración de médicos del mundo si se considera que Melilla tiene 54.000 habitantes de derecho, aunque haya unos 6.000 marroquíes más que habitan en la plaza española de forma ¡legal.
El problema de la vivienda es acuciante. No sólo porque Ceuta tiene una superficie de sólo diecinueve kilómetros cuadrados y Melilla de doce -que además son considerados en su totalidad como zona de defensa militar, lo que dificulta la construcción por razones estratégicas-, sino porque la iniciativa privada no ha hecho prácticamente nada por mejorar este aspecto.
La incertidumbre ante el futuro, en estos últimos decenios, provocó que en Ceuta y Melilla naciera una nueva figura de empresario cuyo ciclo vital se reduce a hacer dinero lo más rápidamente posible para colocarlo en la Península, especialmente en Cádiz, Málaga y Almería, lo que ha empobrecido la calidad de vida y la economía y hace que cualquier producto al margen del bazar se venda a precios iguales o superiores a los del resto del país. Especialmente a partir de 1969, en que se cerró la verja de Gibraltar y afloró lo que hoy es actividad económica prácticamente única en las dos ciudades africanas: la actividad comercial, el monocultivo del bazar (especial mente con la explosión del radiocasete de la década pasada). Sólo en Ceuta hay quinientos bazares que vendieron unos 15.000 millones de pesetas en lo que va de año. El otro factor nivelador es el recalaje de barcos para repostar, unos 10.000 el pasado año. En Melilla, las cantidades se sitúan en 25.000 millones de pesetas.
El transporte es otro de los problemas prioritarios. Los ceutíes y melillenses creen tener las líneas marítimas más caras del mundo. Recorrer en el transbordador las diecinueve millas marinas entre Algeciras y Ceuta cuesta 740 pesetas; entre Melilla y Malaga, 116 millas, unas 2.000 pesetas. Sin contar con que en esta época del año los fuertes temporales de levante y poniente dejan incomunicadas durante días enteros a las dos ciudades, especialmente Melilla. El logro de la autonomía y la lenta penetración de los marroquíes o moros, como en realidad se les conoce -hay 23.500 en Ceuta de los cuales unos 8.000 viven de forma clandestina, y 23.000 en Melilla, con 9.000 ¡legales-, la denominada marcha de la tortuga completan la lista de los problemas prioritarios que pudieron pesar de forma decisiva en la dirección del voto del 28 de octubre.
Finalmente, la influencia de los 20.000 militares es fundamental, una de las claves para entender la vida cotidiana en estos dos enclaves africanos. Tanto en Ceuta como en Melilla el paisaje humano está compuesto en realidad por ¡a inmensa mayoría de comerciantes, militares y moros, en compartimentos estancos, a los que habría que añadir a los otros funcionariios del Estado que cobran un plus, como los militares, por residencia fuera de la Península.
Gibraltar y el temor ate el futuro
La apertura peatonal de la verja Gibraltar por razones humanitarias, el pasado 15 de diciembre, a desatado las primeras unanimidades en Ceuta y Melilla ante lo que se quiere presentar como un futuro incierto a medio y a largo lazo. Comienzan así o pueden comenzar algunas de las escasas diferencias entre las comunidades e Ceuta y Melilla, separadas enre sí por unos quinientos kilómeros de distancia. Para los ceutíes, cuyas fuerzas políticas solicitaron del Rey la mediación ante el Gobierno en el con!icto de la verja, la situación será perjudicial desde el punto de vista económico en cuanto se tolere o se permitan las compras en Gibralar, toda vez que la economía de Ceuta está sustentada de forma así exclusiva por el comercio de bazar. "Estamos convencidos", ¡segura el alcalde ceutí, "de que Gibraltar será el gran boom turístico de 1983 y de 1984 y que la diferencia de precios de sus productos, que son prácticamente los mismos que se venden en Ceuta, aunque algo más caros, se verán compensados con el atractivo de la excursión a la colonia inglesa, con el ahorro de las 1.500 pesetas del transporte en barco y con la incomodidad del desplazamiento". En un informe entregado esta semana al Rey se proponen una serie de medidas destinadas, entre otras cosas, a buscar una alternativa a este monocultivo del bazar, entre las que se encuentran la creación de industrias de manufacturación y montaje, el relanzamiento de servicios portuarios, la explotación turística y el auge de la construcción, así como exenciones fiscales.
Para los melillenses, la apertura de la verja desde el punto de vista comercial no tiene apenas incidencia, toda vez que el 90% de las compras en Melilla las realizan los marroquíes y el 10% los peninsulares (porcentaje que se invierte en Ceuta). Pero todos los factores que se conjugan con esta decisión (entre ellos, la negociación con el Reino Unido para esta primavera, la congelación de la integración en la estructura militar de la OTAN, la negociación con el Mercado Común, etcétera) crear un cierto temor ante el futuro por cuanto se temen medidas de presión del rey de Marruecos que podrían llegar hasta el cierre de la frontera con Melilla, lo que provocaría el hundimiento total de la economía de la ciudad, por muchos inconvenientes que se produjeran en la provincia marroquí de Nador. El único precedente de cierre de la frontera desde la independencia de Marruecos (en 1971, con ocasión de un brote de cólera) es recordado en Melilla como catastrófico.
No se teme al peligro de invasión al estilo de la marcha verde sobre el Sahara de 1975 -"aunque me da la impresión de que esta vez la amenaza marroquí va más en serio", según el alcalde ucedista de Melilla, temor que no comparten los socialistas locales- pero se han empezado a crear motivos de preocupación entre la población.
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