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Compromiso en la conferencia de la OPEP para elevar la producción de petróleo

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió ayer incrementar de 17,5 a 18,5 millones de barriles diarios el techo establecido hace un año para la producción conjunta de sus trece miembros y aplicar durante 1983 una política de ventas en defensa del actual precio de referencia del crudo de 34 dólares por barril.

Al término de dos días de reuniones en un hotel de la capital austriaca, la 66ª conferencia ministerial del cartel petrolífero hizo público un comunicado final que, pese a recoger los dos puntos antes mencionados, reconoce la ausencia de un compromiso sobre el reparto de esta producción conjunta entre los trece países miembros del consorcio."Las diferencias sobre el reparto de cuotas no son tan grandes como eran antes, pero esta cuestión permanece aún por resolver", manifestó el jeque Zaqui Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudí, al término de la conferencia. "No hay ningún acuerdo concreto sobre cuotas El problema permanece abierto", dijo por su lado Umberto Calderón Berti, ministro de Energía y Minas de Venezuela.

Calificado como un acuerdo de caballeros por el presidente de la Conferencia, el nigeriano Mallan Yahaya Nikko, el compromiso de Viena reconoce de hecho la realidad del mercado mundial de crudos, en el que los trece miembros del cartel, que controlan tan sólo el 43% del mismo, luchan entre ellos por colocar su crudo, incluso ofreciendo descuentos bajo la mesa de hasta tres y cuatro dólares por debajo del precio oficial.

Por esta razón, el acuerdo alcanzado en esta conferencia significa una penalización para el comercio de Estado a Estado, que se rige por el precio oficial de 34 dólares, y prima, sin embargo, a las compañías, que pueden negociar por libre precios más bajos o comprar en el mercado libre de Roterdam, donde las tarifas apenas llegan a treinta dólares por barril.

Para España, que tiene concertadas más del 60% de sus compras por el sistema de contratos de Estado a Estado, el acuerdo de Viena es, por tanto, una penalización, a menos que el nuevo Gobierno decida modificar el sistema actual de compras de petróleo y rompa gran parte de los acuerdos establecidos con los países productores.

La enorme duda que deja en el aire el resultado de esta conferencia de la OPEP es si el compromiso de caballeros alcanzado, en relación al techo de 18,5 millones de barriles para la producción durante 1983, servirá para mantener el precio, especialmente el de Arabia Saudí, principal exportador del consorcio. El reino árabe debe decidir en los próximo días, en Riat, su política de precios para el próximo año y no se descarta, en este sentido, que modifique a la baja su tarifa de 34 dólares.

Si Arabia Saudí modifica su precio, todo el esquema de Viena se vendría abajo y la OPEP tendría que volverse a reunir de nuevo para analizar la nueva situación del mercado. Este extremo se daba ayer por descontado en la capital austriaca, donde se rumoreaba que el consorcio celebrará una conferencia extraordinaria durante el primer trimestre de 1983. El objetivo de esta nueva reunión sería equilibrar el mercado, equiparando los precios oficiales a los que se ya se aplican en un amplio porcentaje del intercambio de crudos, entre productores y consumidores.

Otro interrogante que deja en el aire el resultado de esta conferencia es la política de ventas que seguirá cada país, especialmente Argelia, Irán, Venezuela y Libia, los cuatro miembros de la OPEP que no han respetado las cuotas establecidas por el consorcio en su reunión de Viena el año pasado por estas mismas fechas. Todas las declaraciones realizadas por sus ministros en esta ocasión indicaban que mantendrán su política de ventas al máximo y al mejor precio que consigan. "El Gobierno decidirá la producción y su precio en función de sus necesidades financieras", manifestó el ministro de energía e industria petroquímica de Argelia. Parecidas palabras pudieron escucharse del ministro de petróleo de Irán cuyo país ha doblado su producción. Irán es un país típico dentro de la OPEP que necesita incrementar al máximo sus ventas para mantener estables sus ingresos financieros, con los que financiar no solamente la guerra que mantiene con Irak sino también las importaciones de productos básicos para una importante población.

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