La auditoría sobre ERT
En relación con el seguimiento que usted viene realizando sobre la problemática financiera de Explosivos Río Tinto, SA, me permito exponerle un aspecto. que hasta la fecha no ha tratado y que, a mi juicio, tiene una gran gravedad, y así lo he podido constatar en ambientes profesionales y financieros.Como usted conoce, la firma internacional de auditoría Price Waterhouse ha auditado los ejercicios económicos, de ERT en 1980 y 1981, y sus informes sobre la situación económico-financiera de la sociedad han sido favorables (adjunto fotocopia del dictamen de dichos auditores, así como el balance de situación al 31 de diciembre de 1981.
Siendo la auditoría un medio de garantizar la fiabilidad de la información económica de las empresas de cara a terceros, no llego a comprender cómo esta firma de auditores no haya mencionado salvedad alguna en su dictamen cuando tenía la inexcusable obligación de hacerlo.
Analizando el balance de situación al 31 de diciembre de 1981 se observa que las deudas a corto plazo ascienden a 77.000 millones de pesetas, y únicamente dispone de un realizable y disponible de 41.000 millones y 3.000 millones, de pesetas, respectivamente. Por tanto, su índice de tesorería (capacidad de la empresa para hacer frente a sus compromisos en el momento de su vencimiento) era del 50%. Ante esta situación, es evidente que el principio de gestión continuada no se puede cumplir.
La auditoría en nuestro país, sus objetivos y funciones, apenas se conocen; no existe una regulación legal que exija responsabilidades a los auditores y, ante esta situación, mucho me temo que las tres o cuatro grandes firmas internacinales que acaparan. el 90% del mercado estén desarrollando su trabajo en este país sin el rigor y seriedad con el que se desarrolla en otros países.
Existe una serie de cuestiones que ustedes, los miembros de la Prensa, deberían de sacar a la luz pública para que se contesten preguntas como las siguientes:
¿No se estará ocultando información al público en el dictamen de los auditores? ¿No se estará condicionando la calidad de los dictámenes de estos auditores a los suntuosos ingresos que perciben por sus trabajos de auditoría? ¿Se puede ser realmente independiente cuando la firma de auditoría a la que hemos hecho referencia ha cobrado más de cien millones de pesetas por su trabajo? ¿No se estarán aprovechando de la ignorancia total que existe en nuestro país sobre el tema de la auditoría? / Economista.
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