El genial Totó, en 'Guardias y ladrones'

Pocos actores tan insólitos y divertidos como Totó. Su largo rostro "puntiagudo, su boca saliente, sus ojos grandes y caídos ayudaban a una comicidad que él sabía conducir por los caminos de la ternura. Sus disparatados personajes no ocultaban nunca la verosímil humanidad que se escondía tras la sátira o el esperpento bufo.Así lo entendieron Mario Monicelli y Steno cuando le eligieron para interpretar, junto a Aldo Fabrizi, sus Guardias y ladrones. Lo explica el primero de ellos: "Tomamos el caso de algunos ladronzuelos y los tratamos con afecto; no como delincuentes, sino como víctimas de una cierta sociedad. Con un tratamiento humorístico: haciendo que el público amase a estos personajes".

También los policías de Guardias y ladrones estaban vistos con cierta simpatía. A ello colaboró de forma radical el trabajo de Aldo Fabrizi, el extraordinario sacerdote de Roma, città aperta, que mostraba aquí sus espléndidas condiciones para la comedia. Era Fabrizi un cineasta con inquietudes creativas que le llevaron incluso a la dirección.

La combinación de ambos actores convirtió Guardias y ladrones en un clásico del cine de humor italiano. Probablemente, el paso del tiempo haya arruinado algunas de sus claves. Muchos han sido los títulos posteriores que han entendido a la delincuencia como una consecuencia del injusto reparto social. Monicelli abundó en la misma perspectiva en películas que dirigió más tarde para Totó; de entre ellas, destaca Rufufú.

Guardias y ladrones se emite hoy a las 21.30 en la segunda cadena.