Rubik llega a Moscú.
Aunque el inventor sea oriundo de Hungría, un país que pertenece a la órbita de Moscú, los rusos han sido los últimos en poder disfrutar del cubo Rubik. Demostrando una capacidad de expectativa similar a la del resto del mundo, y desafiando el frío, los moscovitas han hecho largas colas estos días ante el almacén Balaton, de especialidades húngaras, donde se puso finalmente a la venta el diabólico invento que, al parecer, era esperado con ansia en la Unión Soviética.
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