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Reportaje:

Imperio Argentina recibe en su 'destierro' el homenaje de Benalmádena

La actriz del cine español Imperio Argentina ha recibido un homenaje del pueblo de Benalmádena (Málaga), en donde reside desde que abandonara definitivamente el cine, a mitad de los años 60. La proyección de películas, la exposición de sus recuerdos y la visita de numerosos admiradores de la actriz han constituido el grueso de este tributo que, sin embargo, no ha contado con representación alguna del actual mundo del cine español.

El nombre de Imperio Argentina, que actualmente tiene 72 años, supera el paso del cine mudo al sonoro, atraviesa la Segunda República marcando un estilo que simboliza ya la estética de aquel tiempo, sobrevive a la guerra ganándola y perdiéndola a la vez, y triunfa en el franquismo que, sin embargo, olvidó pronto y recluyó a Imperio Argentina a finales de los años cuarenta.

Todo ese tiempo ha sido recordado en el homenaje que el pueblo de Benalmádena ha tributado a la actriz que se trasladó a sus playas hace veinte años. Se quejaba Imperio de este destierro, interrumpido sólo por algunas actuaciones personales en su país, Argentina, y por un papel estelar en Con el viento solano, que Mario Camus dirigió en 1966. Su queja debe aumentar cuando a solas recuerde que aún no le ha sido concedida la doble nacionalidad y que hasta en su permiso de residencia le indicaron hace un par de años que no podía trabajar en España.

Sin duda se sorprenderán al leer esto los que saben que Imperio Argentina fue la mayor estrella del cine español y que gran parte de sus películas respondieron a un admirable proyecto de películas populares que estuvo lejos de imitar luego el cine que venció en el 39. Morena Clara, por ejemplo, que se proyectó indistintamente en ambos frentes, es un ejemplo de frescura espontánea, de vitalidad y gracia.

El recuerdo de 'Carmen la de Triana'

Los demás trabajos de Imperio contaron igualmente con el aplauso del público español, que se prolongó por países latinoamericanos donde la actriz era preferida a la sugestiva propuesta del cine de Hollywood. Ese mismo éxito la trasladó a Berlín donde filmó Carmen la de Triana a propuesta del Gobierno nazi. Dicen algunos que tal colaboración fue, años más tarde, una de las razones que favorecieron la ausencia de contratos sufrida por Imperio Argentina en esa limpieza de puertas afuera en que se empeñaron algunos ministros para cautivar a los turistas. Pero lo cierto es que Carmen la de Triana es un espléndido melodrama musical, en el que Florián Rey, su director, realizó probablemente su mejor trabajo.Una exposición de sus recuerdos, de fotografías que recogen las distintas etapas de su carrera -desde que fue contratada por la Paramount, a principios del sonoro, para realizar la versión española de sus películas, hasta su actuación en el Carnegie Hall, de Nueva York, en 1952-, de libros dedicados por Juan Ramón Jiménez o José María Pemán, de trajes y peinetas, se complementan con un audiovisual que sintetiza la larga trayectoria de Imperio Argentina.

Han tardado mucho en Benalmádena. Su alcalde, el independiente Enrique Bolín, asegura que hasta hace poco no supo de la existencia de la actriz, y que, desde entonces, para celebrar esta convocatoria, fue boicoteado en el Ayuntamiento por miembros de la oposición a quienes califica de enanos.

La estrella conserva la misma vitalidad que lució en el cine. Bailó sevillanas con los asistentes, se emocionó en algunos discursos y no negó la posibilidad de regresar al cine de contar con un proyecto apropiado.

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