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La llegada de Martín Luna a Barcelona, tras la fuga de Zamora, fue decisiva para la reorganización de los GRAPO

El máximo dirigente de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), Juan Martín Luna, que fue muerto el pasado domingo en una acción policial llevada a cabo en Barcelona, se estableció en esta ciudad en enero de 1980, poco después de su fuga de la cárcel de Zamora, y residió en una zona indeterminada del cinturón industrial, situada entre Sant Adriá del Besós y los barrios de Pueblo Nuevo y la Verneda. Su llegada a Barcelona fue, según determinadas opiniones, providencial, pues inició la reconstrucición de la misteriosa organización terrorista cuando algunos de los supervivientes de las redadas policiales pensaban en la liquidación de los GRAPO.

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Este dato se desprende de la lectura minuciosa de las diligencias policiales 2.870, instruidas en octubre de 1980 por la Brigada Regional de Información de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, que dan una nueva perspectiva de la importancia que tuvo la fuga de Zamora. En el mes de octubre de 1980, la policía detuvo en Madrid y Barcelona a quince militantes de los GRAPO, presuntos miembros; del comité local de Madrid. Al unísono fueron descubiertos y desarticulados en Barcelona siete pisos francos, donde se alojaba el aparato de propaganda y distribución. A raíz de estas detenciones, los militantes de los GRAPO realizaron minuciosas declaraciones, en las que explicaron la organización del partido y la labor de reconstrucción llevada a término por Juan Martín Luna desde que se fugara de la cárcel de Zamora. Los grapo detenidos facilitaron a la policía numerosos detalles sobre los lugares frecuentados por Martín Luna. Sin embargo, y a pesar de todos estos¡ datos, el líder histórico jamás fue detenido.Cuando, en diciembre de 1979, Juan Martín Luna se fugó de la prisión de Zamora llevaba tras de sí un largo historial activista; por ello los, militantes de la organización terrorista y del PCEr que se habían salvado de las caí das de 1977 (en Benidorm) y de 1979 estaban seguros de que el líder reaparecería en una zona segura. Todo lo que debían hacer era esperar. Estas afirmaciones están contenidas en la declaración que Isabel Llauquet Balde llou realizó en la Jefatura Superior de Policía de Madrid en octubre de 1980.

La noticia de la fuga de Zamora de los responsables históricos de los GRAPO llegó a Barcelona el día de Navidad. Los supervivientes de las últimas caídas se encontraban en aquella fecha reunidos en un piso del barrio de Pueblo Nuevo, tratando de temas referentes a la reorganización del aparato de propaganda del partido.

"La espera del contacto con ellos (los fugados de Zamora) podía tardar meses, por lo que decidimos seguir con el trabajo adelante, como se había planeado. Decidimos estar alerta en las localidades donde todavía quedaba gente, por si aparecían por ellas", aseguró Isabel Llauquet Baldellou en sus declaraciones a la policía en octubre de 1980. A continuación, la responsable de la comisión política de los GRAPO aseguró que el primero en llegar a Barcelona fue Juan Martín Luna.

Manolo, con cuyo apodo se conocía al líder de los GRAPO, llegó a Barcelona en enero de 1980, más de un mes después de fugarse de Zamora. Juan Martín Luna realizó un largo rodeo por el País Vasco antes de llegar a la capital catalana. En Bilbao, Juan Martín Luna conectó con Antón, responsable de la organización en el País Vasco. Martín Luna y Antón se trasladaron juntos a Barcelona.

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Buenaventura García Martín, al igual que Isabel Llauquet, aportó a la policía importantes datos sobre la reestructuración de los GRAPO. La visión que tiene Buenaventura García Martín del partido es mucho más crítica que la de su compañera, ya que asegura que algunos de los militantes habían decidido abandonar el partido y que nadie deseaba hacerse cargo de la dirección de los GRAPO. La noticia de la fuga de los líderes históricos, según declaración policial de este militante, fue capital para su reestructuración.

Todo lo que le quedaba al partido eran 40.000 pesetas -"el dinero se había gastado casi todo"-, que sirvieron para alquilar un piso en el barrio de Sant Adriá del Besós, una máquina plastificadora para carnés de identidad y "treinta y tantas metralletas checas, que estaban guardadas en Francia en un lugar seguro".

Juan Martín Luna se instala en Barcelona, en el domicilio de Buenaventura García, en el Besós. Permanece en esta vivienda durante dos días. La reestructuración del partido queda paralizada y el líder fugado emprende las tareas de organización como responsable de la comisión polí tica del comité central. Una de las primeras decisiones de Martín Luna es la de reconstruir el aparato de propaganda de los GRAPO, para lo cual envía a Buenaventura García a Madrid para conseguir varias máquinas de composición electrónica. Pero esta operación resultó un fracaso, ya que las máquinas tuvieron que abandonarse en el calle, dos de los militantes fueron detenidos y el resto tuvo que huir a Galicia.

Desde Barcelona, Juan Martín Luna continúa de lleno en tareas de reestructuración de los GRAPO no sólo en Cataluña sino también en Andalucía, Galicia y Madrid.

El 18 de septiembre de 1980, funcionarios de vigilancia en el Metro de Madrid detienen a un militante de los GRAPO cuando estaba realizando una pintada en la estación de Cuatro Caminos ("Arenas, desaparecido de la cárcel"). El detenido, Francisco Javier Ros Díaz, provoca la caída de Buenaventura García Martín, el amigo de Martín Luna que había acogido en Barcelona al líder fugado de la cárcel. La detención provoca caídas en cadena. Martín Luna, inexplicablemente, se salva de las detenciones de 1980, las más importantes de los últimos años. Inexplicablemente también, Martín Luna continuaría refugiándose en Barcelona, "ciudad segura" para él.

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